Marco Rubio, el flamante secretario de Estado, decidió abrir en la región su capítulo de viajes con el evangelio Trump de política exterior. La lista no es casual: Panamá, Costa Rica, Guatemala, El Salvador y la República Dominicana. Excluidos Nicaragua y Honduras, ambos aliados de Venezuela y, el primero, una dictadura.
Estamos alineados, y así nos ve Rubio. Habrá que esperar si el alineamiento redunda en beneficios tangibles.