El huracán Beryl, que se ensañó con Jamaica y se encamina hacia México, pasó muy lejos de la República Dominicana, lo cual fue un alivio. Pero ese sistema dejó una serie de advertencias sobre el poder que el cambio climático ha dado a los huracanes que hay que tomar en cuenta y actuar al respecto.
Beryl se convirtió en el huracán más poderoso jamás medido en un mes de junio y su fuerza al pasar por el sur de la República Dominicana se dejó sentir, con marejadas que causaron daños serios a infraestructuras costeras, los cuales deben tomarse como referencia de lo que podría ocurrir con un ciclón de esa índole pasando más cerca o, Dios quiera que no, por encima de nosotros.
Los huracanes mayores, superiores a nivel tres, van a ser sumamente cotidianos por el calentamiento del mar, por lo que no hay tiempo que perder para mitigar los efectos en la infraestructura costera. No son pocas las instalaciones que tenemos al borde del mar, pues somos un país que vende como destino el sol y la playa, por lo que debemos dar la seguridad al turismo de que entendemos lo que ocurre y podemos enfrentar los huracanes y sus desafíos.