La República Dominicana tiene apenas 11 millones de habitantes y un territorio de 48,442 km², pero cuenta con una nutrida representación congresual de 180 diputados, entre los provinciales, nacionales, de ultramar y del Parlamento Centroamericano (Parlacen).
Recientemente, Diario Libre publicó un reportaje en el que señalaba que alrededor del 70% del presupuesto del Congreso se destinaba a sueldos, sobresueldos, dietas, bonos y gastos de representación de ese nutrido pelotón de “representantes”.
Estos funcionarios públicos tienen, además, su propio y peculiar sistema de pensiones que garantiza enormes beneficios al agotar un solo período y un paquete completo cuando se cumplen dos consecutivos, muy diferente a la población común y corriente, que debe acumular 360 cotizaciones y esperar los 65 años de edad para obtener una pensión de miseria.
En tiempos de reformas generalizadas vale preguntar, entonces, si realmente son necesarios tantos diputados, si tomamos en cuenta que Estados Unidos, con sus 333.3 millones de habitantes cuenta con 435 representantes.
Quizás por ahí podamos comenzar a reformar.