Tengo amigos en Kenia, muy buenos. Un matrimonio espectacular, compuesto por una keniana y un holandés. Una vez los fui a visitar, pues tienen allí un centro de entrenamiento de altura para corredores. Al lado, un belga construía un restaurante espectacular con vista al Rift Valley.
El belga tenía problemas para abrir su alucinante espacio, porque el congresista regional le había puesto todo tipo de obstáculos para concluir el proyecto. Quería el hombre “su parte” de aquello, porque sí, porque él tenía el poder y el belga, casado con una keniana, no. El belga peleó todo lo posible con aquel individuo en todos los niveles. Me fui de allí y un tiempo más tarde le pregunté a mis amigos qué había pasado. Me respondieron que el político y el belga se hicieron “socios” y que el restaurante era el sitio más popular de toda la zona. ¿Por qué hago este cuento? Pues porque así operan las cosas en Kenia, donde la corrupción de los políticos es rampante y nada se concreta sin que se reparta entre los poderosos la cuota correspondiente por debajo de la mesa.
Estoy convencido de que los retrasos de la fuerza keniana que debe llegar a Haití andan por ahí. Es muy sospechoso que luego de la visita del presidente de Kenia, William Ruto, a la Casa Blanca, donde recibió todo tipo de certezas, se haya decidido postergar la llegada del contingente africano por tres semanas más. En Washington se habló de dinero y Ruto de seguro ha tenido que, a su vuelta al país, poner las cuentas claras para evitarse problemas, comenzando por la dirigencia de su Policía Nacional, famosa en Kenia por sus prácticas poco honestas en las calles. A eso se suma la compra del apoyo político, entre otros temas complicados.
Estados Unidos ha sido muy cuidadoso en soltar un peso a lo loco, porque sabe que dar tantos recursos directos a Haití y Kenia sería echar el dinero por el excusado. Por ello han decidido encargarse, por ejemplo, de la construcción de la base operativa de esta fuerza. Pero los kenianos no son bobos. Saben la urgencia que tiene Estados Unidos, sobre todo ante la muerte de sus misioneros, y de inmediato la usaron a su favor, al posponer su llegada, porque así sacarán mas recursos, ya que, al final, todo se trata de dólares y centavos.