El deseo sexual ha sido un gran desconocido por años. El famoso Dr. Francisco Cabello, psicólogo, médico y sexólogo, además director del Instituto Andaluz de Psicología y Sexología, se considera una de las personas que más sabe sobre deseo sexual en el mundo.
Demostró en mi programa diario en las redes, “Dra. Nancy”, que sexualmente hablando es al hombre al que, a la hora del sexo, “le duele la cabeza”. Este cambio viene cocinándose desde los años 80.
El Dr. ha hecho la investigación más grande del mundo sobre el deseo sexual. Su estudio, realizado en 71 países, con una muestra de 22,000 personas, se convirtió en el mayor sobre el tema.
En esta muestra había 18,500 mujeres y 1,890 hombres y se encontró que los hombres son los que, a la hora de hacer el amor, “les duele cabeza”. Esto era lo que decían los hombres de las mujeres que, por lo general, no deseaban tener sexo. Hoy ya no es cierto.
Ertofilia vs. erotofobia
La erotofilia (amar y disfrutar el sexo) y la erotofobia (personas que no sienten mucho deseo, ven el sexo como algo solo para procrear) han cambiado mucho. Ahora el hombre no es quien tiene mayor erotofilia, sino la mujer. A nivel sexual, la mujer disfruta más su sexualidad. Este es un gran descubrimiento.
La erotofilia es igual a sexo divertido, mente abierta hacia la sexualidad. Forma parte del ocio, es algo que te gusta. Menos visitas al psiquiatra. Ser más feliz, más abierto sobre la sexualidad. Esta gente es más longeva.
Por años hemos creído que la erotofilia casi siempre era más alta en el hombre, pero eso ha pasado a ser un mito. La mujer necesita más intimidad, pero a nivel sexual es igual o mejor que el hombre.
Uno de cada cuatro hombres tiene problemas con su deseo sexual. Mientras a la mujer ya casi no “le duele la cabeza” y solo necesita unos “pasitos diferentes” para llegar al deseo. La intimidad, el buen trato y un hombre que me empuje a ser yo y así lograr “ser yo estando contigo”, será suficiente.
Esto tiene mucho que ver con lo que no me canso de repetir: la mujer ha hecho su liberación femenina, ha logrado penetrar bastante, aunque no lo suficiente, en el espacio masculino.
Pero el hombre no ha hecho su liberación masculina, y esto confirma lo que he venido escribiendo y diciendo durante más de 20 años: es difícil ser hombre en esta época. El hombre sufre, no sabe qué hacer con esta nueva mujer. La sociedad exige cambios, pero no los ha preparado a ellos.
Pedirles que sean amorosos, comunicativos, tiernos, cariñosos y que digan “te amo”, es algo muy difícil para ellos. Han pasado de ser reyes a no saber cómo vivir sin ser un rey. Somos nosotras, las mujeres, quienes debemos enseñarlos, además de la sociedad.