Los problemas del sistema de salud en la República Dominicana son de décadas y todo el mundo los conoce, pero nadie parece tener el valor de ponerle el cascabel al gato.
Las prácticas ilícitas en diversos sectores sanitarios, tanto públicos como privados, son conocidas, pero solucionarlas no es una prioridad.
Todos los dominicanos han pasados por las manos de los desalmados que cobran en las clínicas, de los pagos extra y en efectivo de los médicos, de los cargos sorpresivos en las hospitalizaciones, del desdén cuando se dan cuenta que se trata de pacientes sin recursos, del abandono de instalaciones públicas a su suerte y sin priorización de sus necesidades de equipo y personal…
La lista podría ser interminable y nadie se atreve a meterle el diente, porque el Colegio Médico Dominicano se comporta como un sindicato y no como un colegio; porque las clínicas tienen un poder económico de alto porte; porque las ARS son otro negocio lucrativo que poco le importa salvar vidas.
¿Será que por fin alguien se atreverá a resolver este serio problema y hacer una verdadera reforma sanitaria que funcione en serio? Por lo menos, a corto plazo, no se ve nadie, porque todos tienen miedo.