La inversión extranjera global se ha estancado a pesar de que el PIB y el comercio han aumentado desde 2010 un 3.4 % y un 4.2 % anual de promedio, respectivamente, advirtió este martes Naciones Unidas.
El organismo también alertó sobre una «alteración de las pautas habituales de inversión» por los conflictos, crisis y una creciente influencia de factores geopolíticos.
Un informe elaborado por la Agencia de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (Unctad) indica que mientras la inversión extranjera directa creció un 16 % en los años 90 del siglo XX y un 8 % en la primera década del XXI, no se movió entre 2010 y 2019 y en el actual decenio ha crecido muy levemente, apenas un 2 %.
En el sector industrial incluso se ha advertido una caída del 12 % en la inversión de los tres años posteriores al estallido de la pandemia de covid-19, subraya el informe.
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Inclinadas al sector servicios
Éste también indica que las inversiones se inclinan cada vez más hacia los servicios, actualmente un 81 % de las totales (frente al 13 % en sector manufacturero), cuando hace 20 años este porcentaje era del 66 % para servicios y 26 % para industria.
«El crecimiento de la inversión extranjera directa y de las cadenas de valor mundiales ya no está alineado con el del PIB y del comercio, lo que indica un cambio significativo en la economía mundial», resume Unctad.
La organización subraya que la inversión se ve crecientemente limitada por un aumento del proteccionismo, las tensiones geopolíticas crecientes y una mayor cautela por parte de los inversores.
En este sentido, indica la Unctad, las empresas multinacionales «muestran cada vez menos entusiasmo por destinar nuevas inversiones a China«, país que no obstante sigue ocupando una posición dominante en la industria y el comercio globales, por lo que está viéndose obligada a transformar su modelo de producción.
Conflictos y crisis globales «han provocado relaciones de inversión inestables», y las decisiones en este sentido «se ven ahora más frecuentemente influidas por factores geopolíticos que a veces prevalecen sobre los económicos».
La Unctad observa una creciente tendencia a invertir en tecnologías medioambientales, lo cual ofrece nuevas oportunidades, aunque esto en ocasiones perjudica a los países en desarrollo, menos adaptados a la transición ecológica.
La tendencia puede acentuar las disparidades económicas, apunta la Unctad, que observa una progresiva marginación de las naciones más pequeñas y menos desarrolladas de la inversión extranjera, lo que «aumenta su fragilidad económica».