La tecnología y cambios anejos han premiado a muchos y castigado a otros. Comprobable a diario. ¿Sustitución del formulario de migración de salida por otro digital? Un paso de avance. Sin embargo, plantea serios problemas a quienes carecen de un teléfono inteligente o destreza en el uso de esos aparatos. Los hay que sudan frío para llenar el eticket o han sido víctimas de la estafa de unos lugares en la web que fácilmente se confunden con el de la dirección de Migración.
Varado frente al mostrador de la aerolínea, aquel pasajero de cabellos emblanquecidos bordeaba la desesperación. Debía facturar una maleta pero carecía de tarjeta de crédito y en el mostrador no aceptaban dinero en metálico. Definitivamente, la sociedad cashless y del conocimiento le es ajena. Queda en meras palabras la inscripción en los billetes que les atribuye “fuerza liberatoria para el pago de todas las obligaciones publicas y privadas”.
Conminado a tomar una decisión so pena de perder el vuelo, con más miedo que vergüenza pidió ayuda a otro pasajero. Que pagara con su tarjeta, que él le retornaría el importe en efectivo.
En estos tiempos de paranoia, embelecos y timos, se trata de una petición para pensarla y no solo por el riesgo de recibir dólares falsos. Aquel señor en aprietos mostraba un billete requetedoblado de US$100 por lo que había que devolverle US$59. Tampoco disponía de pesos suficientes para afrontar el favor transaccional en moneda local. Como para decirle cortésmente “lo siento mucho, mi tarjeta está explotada y no llevo dólares de baja denominación”. Volví a ver al señor con semblante de tranquilidad ya en pleno vuelo. A veces el buen samaritano aparece fuera de los textos evangélicos.