A nadie en el mundo, incluyendo la República Dominicana, le conviene una guerra entre Israel e Irán.
La escalada de violencia entre ambos estados en el Medio Oriente son malas noticias para las naciones que aspiramos a vivir en paz y que buscamos el respeto a la convivencia global.
La tensión entre estos países no es nueva. Sus agresiones mutuas en la trastienda, mediante el uso de organizaciones terroristas por parte de Irán y de operaciones militares o encubiertas por parte de Israel, son la comidilla en la comunidad internacional.
Ahora, los sendos ataques abiertos recientes, el primero registrado por Israel contra la embajada de Irán en Damasco, Siria, y luego la violenta respuesta iraní en el fin de semana, con 300 drones y misiles, son acciones inéditas y acercan la posibilidad del estallido de una guerra.
Requerirá mucho esfuerzo de parte de los socios de ambos lados para que no estalle un conflicto armado entre estos dos colosos de esa región.
El llamamiento es a la desescalada de las acciones armadas, como lo solicitó el Gobierno dominicano, una gestión que será muy desafiante a corto plazo.