El miedo está de moda… Y, aunque no todo el mundo lo sepa, tiene mucho nombre de mujer.
Porque, si en los comienzos de internet las leyendas urbanas dominaron la red; en los últimos años, series, películas y videojuegos de terror se han vuelto fenómenos de masas, y su popularidad se ha extendido a través de las redes sociales y los servicios en línea.
Es el caso de las producciones de Mike Flanagan, como la reciente y exitosa ‘The Fall of the House Usher’ o la popular ‘The Haunting of Hill House’. Pero de esta última hay algo de lo que no todos son conscientes, está basada en la novela homónima de una mujer: Shirley Jackson.
Por otro lado, conocidos son ya los planes de Guillermo del Toro para una nueva adaptación de ‘Frankenstein’. Una obra inmortal que tiene hasta formato de telenovela turca con ‘Criatura’ (Yaratilan).
Esta novela gótica también ha inspirado una del momento, ‘Poor Things’, protagonizada por una empoderada Emma Stone que ha ganado el Óscar.
“Esto no se trata de mí”, dijo la actriz al recoger el premio, emocionada, y señaló que “se trata de un equipo que trabajó unido para crear algo más grande que la suma de todas sus partes”.
Una suma que, en verdad, va mucho más lejos del set de
rodaje y de la propia película. Pues, aunque la galardonada cinta esté basada en un libro homónimo, este tiene a su vez influencias del ya mencionado ‘Frankenstein’, cuya autora es Mary Shelley.
El terror y las mujeres, por tanto, han ido de la mano desde los comienzos del género hasta nuestros tiempos, en los que abundan escritoras y lectoras apasionadas por esa fascinante emoción que es el miedo.
Un género literario con muchas madres
Porque, a pesar de que dedicarse a la escritura siendo mujer resultaba mucho más complicado hace unos siglos, ellas siempre han escrito. De hecho, fue una mujer una de las pioneras de la novela gótica de terror como tal.
Y es que si Horace Wallpolle, autor de ‘The Castle of Otranto’ (1764), la primera novela de este tipo, fue padre del gótico; la madre fue Ann Radcliffe, cuya obra más conocida es ‘The Mysteries of Udolpho’ (1794), uno de los libros más influyentes en la literatura gótica posterior.
Otro de los grandes nombres del género es el de la ya mencionada Mary Shelley y su ‘Frankenstein o el moderno Prometeo’ (1818), novela por la que la autora es considerada también la madre de la ciencia ficción.
Y, hablando de madres, Mary Shelley era hija de la feminista Mary Wollstonecraft, autora de ‘Vindicación de los derechos de la mujer’ (1792).
Pero la presencia de escritoras de terror creció más aún después, cuando lo hizo el propio género. Así lo explica la “booktuber” Chelo, del canal “Moonlight Books”, en entrevista con Efe.
“Me atrevería a decir que el relato de terror se potenció a su máximo exponente durante la época victoriana y, en este periodo de tiempo, hubo muchas mujeres que se decantaron por este tipo de escritura”, dice, y después ahonda en los motivos.
Y es que, aunque “algunas de ellas lo hacían por vocación, muchas lo hacían por necesidad: la mujer no trabajaba y, cuando estaban en apuros económicos, escribir relatos de terror que se publicaban en revistas era una buena forma de obtener ingresos que podían venir muy bien a sus familias”.
Literatura ante la necesidad y la desigualdad
“En cuanto al porqué, creo que en parte fue por la moda y fascinación de este tipo de historias durante la época y en parte porque les permitía poner en palabras sus propios miedos, sus propias preocupaciones y sus propios traumas sin hacerlo de forma muy directa y que se las censurara por ello”, explica Chelo.
Y lo ilustra con un nombre, porque “el ejemplo perfecto es Charlotte Perkins Gilman y su relato ‘El papel pintado amarillo’, que no trata de otra cosa que de la depresión posparto”, dice sobre esta autora victoriana.
Su nombre y el de sus predecesoras se unen a los de otras autoras de terror de la época, como May Sinclair, Margaret Oliphant, Mary E. Wilkins, Rhoda Broughton, Louisa Baldwin, Mary Elizabeth Brandon, H. D. Everett o Charlotte Riddel, entre muchas otras.
De hecho, algunas autoras que quizá les suenen menos dentro de la lista, están siendo editadas y publicadas en la actualidad gracias a editoriales como Beetruvian, La Biblioteca de Carfax o Alba Editorial, que llevan a cabo antologías de relatos victorianos y góticos; de fantasmas, brujas, maldiciones y otros elementos sobrenaturales o de miedo.
Muchas de ellas publicaron incluso con pseudónimos masculinos, para abrirse paso en una época profundamente desigual, como también sucedió con las hermanas Brontë, que se hicieron pasar por los hermanos Bell. A dos de ellas les debemos dos clásicos del gótico, ‘Jane Eyre’ (1947), de Charlotte Brontë, y ‘Cumbres Borrascosas’ (1847), de Emily Brontë.
En el siglo XX, las mujeres han seguido presentes en el género, dando lugar a clásicos comoÑ
- La inolvidable ‘Rebecca’ (1938), de Daphne du Maurier.
- La ya mencionada ‘The Haunting of Hill House’ (1959), de Shirley Jackson.
- ‘The Woman in Black’ (1983), de Susan Hill.
- Sin olvidarnos tampoco de una de las madres de la novela policiaca, la gran Agatha Christie; y de otra de las sucesoras del gótico, la eterna Ann Rice.
El miedo, una emoción igualitaria
Y así, llegamos a la actualidad, donde la cantidad de mujeres dedicadas a la literatura ha aumentado conforme ha avanzado la sociedad.
Se pueden encontrar autoras como Catriona Ward, apodada por muchos “la Reina del Terror” y cuya fama creció todavía más después de que Stephen King recomendase una de sus novelas, ‘Sundial’ (2022, Alianza Runas), en X (por aquel entonces, Twitter).
Hay muchas más autoras de terror actuales, como Silvia Moreno-García con ‘Gótico’ (2020, Minotauro Planeta), Ilsa J. Bick con la trilogía ‘Cenizas’ (Nocturna), Daria Pietrzak con ‘El Morador’ (2022, Dilatando Mentes) o Marina Tena y ‘Una casa sobre tus huesos’ (2023, Dimensiones Ocultas). Muchas de ellas son escritoras latinas o españolas.
Ali Seay con ‘Para ofrecerle placer’ (2023, La biblioteca de Carfax), Mariana Enríquez y ‘Nuestra parte de la noche’ (2019, Anagrama), Agustina Batzerrica con ‘Cadáver Exquisito’ (2017, Alfaguara), Mónica Ojeda y ‘Mandíbula’ (2018, Candaya) o María G. Chova con ‘Historias de Té y Belladona’ (Aullidos Ediciones), son algunos ejemplos más.
Esta última, responde en entrevista con Efe a la pregunta más concreta de por qué a las escritoras y lectoras les gusta tanto el terror: “creo que, porque se puede dominar un sentimiento ingobernable”, dice la escritora.
Por su parte, Chelo señala que “el miedo despierta una reacción primitiva que tiene el poder de acallar todo lo demás: Todos tus problemas desaparecen cuando tienes miedo” y añade que, “de esta forma, el terror es una vía de escape muy efectiva para todos los aspectos más negativos de nuestro día a día”.
Y es que “el miedo nos pone a todos al mismo nivel: todos somos iguales ante el miedo”, asegura la “youtuber”. Y eso, dice ella, “siendo que vivimos en un mundo que todavía está regido por la desigualdad, es algo muy poderoso”.