Si algo da miedo a la población general es que, ante una crisis, la solución sea designar una comisión para encontrar la manera de resolver el problema.
La historia dominicana da fe de ello: cada vez que se designa un grupo de ilustres para detectar un fallo y encontrar un remedio, la situación se extiende indefinidamente y pocas veces pasa algo positivo.
Por eso, cuando hace unas semanas se designó una comisión para buscar la forma de solucionar las serias denuncias en los hogares de paso del Consejo Nacional de la Niñez (Conani), el escepticismo dominó el escenario local.
Y cuando esta semana, luego que el incendio en la cárcel de La Victoria dejó al menos 13 muertos, se creó una nueva comisión para acelerar la reforma penitenciaria, la incredulidad volvió a ser la ganadora.
La República Dominicana necesita tomar acciones para solucionar los temas más serios, aun cuando no necesariamente sean las más populares.
Con algunos temas no se puede ir prolongando la agonía, sino asumir las consecuencias de dar los pasos para acabar con un tema.
Eso, obviamente, si realmente se quiere solucionar algo.