¿Por qué no identificamos la música clásica con público joven? A pesar de que no hay razones objetivas para ello, no es frecuente ver público menor de 30 años en los auditorios asistiendo a conciertos.
Cuando hablamos de música clásica, nos referimos a un abanico muy amplio de épocas, estilos y géneros, que abarca desde la Edad Media hasta nuestros días (música renacentista, barroca, clásica, romántica, impresionismo, etc.).
Y, tal y como ocurre con la música actual (pop, rock, indie, jazz, rap, hip hop, etc.), es probable que no todas las corrientes, compositores u obras nos gusten por igual.
Aunque muchas veces no nos demos cuenta, la música clásica, en el sentido más amplio del término, está presente en nuestras vidas: la escuchamos de manera muy frecuente en películas, anuncios, videojuegos, pero también cuando entramos en determinados sitios de ocio, como restaurantes, o cuando nos subimos a un avión.
¿Por qué no hay gente joven en los conciertos de música clásica?
Según los últimos datos de los que disponemos , un 26,8 % de jóvenes con edades comprendidas entre los 15 y los 19 años y un 27,5 % en el caso de la franja de edad de 20 a 24 tienen un grado alto de interés en asistir a conciertos de música clásica, lo cual es un aumento notable si observamos los datos de estudios anteriores.
Sin embargo, sólo un 3,6 % y un 2,7 % respectivamente había asistido a un concierto de este tipo en el último año. ¿Qué falla para que esos jóvenes que se muestran interesados no escuchen música clásica en directo?
Actualmente, existen descuentos muy significativos que tienen como objetivo acercar la música clásica a los jóvenes, como entradas de último minuto, descuentos por ser menor de una determinada edad, etc. Pero ¿llega esta información habitualmente al público al que va orientado o existe un desconocimiento generalizado ?
Comunicacion antigua
Si nos fijamos en las redes sociales de las principales instituciones musicales, podemos entender que la imagen no resulta cercana para el público de una determinada edad.
Carteles que apenas han evolucionado con el paso del tiempo, imágenes en las que se observa un código de vestimenta ciertamente clásico, utilización de un lenguaje poco cercano… Y no nos olvidemos de la gran distancia y falta de comunicación entre los músicos y el público.
Hay iniciativas que tienen un gran éxito entre el público joven, como los conciertos con música de grandes bandas sonoras o videojuegos (que no son estrictamente clásicos, pero sí están interpretados por una orquesta sinfónica).
También suelen ser bien acogidos los conciertos que se realizan en contextos diferentes a los habituales, como los Night Shifts de la Orchestra of the Age of Enlightenment, que tienen lugar en pubs y otros escenarios poco convencionales.
Experiencias grupales
En una edad en la que la socialización es esencial y se necesita ser parte de un grupo, es fundamental que exista la posibilidad de ir con amigos e interactuar con otras personas de la misma edad.
En este sentido, los preestrenos jóvenes que suelen llevar a cabo distintos teatros de ópera tienen un gran éxito.
Además, se crea una energía especial, porque se trata de un público abierto, con ganas de disfrutar, e incluso los artistas sienten que el entusiasmo es mayor del habitual.
También es necesario tener en cuenta la elección del repertorio: al vivir una nueva experiencia, es importante que no todo resulte desconocido. Por eso, la elección de esa primera vez es tan importante: si escuchamos algo que podemos reconocer, nos van a sentir más seguros y prestaremos más atención.
A cambio del esfuerzo, sin embargo, descubriremos la diferencia entre escuchar una grabación y el directo de una gran orquesta, y podremos percibir la fuerza que se genera.
Experiencias didácticas
Los encuentros con los músicos en los que se explica el proceso de estudio y preparación de cada obra, cómo se estructuran los ensayos, la diferencia estilística entre unas épocas y otras podrían suponer un extra que haga la experiencia de ir al concierto más atractivo.
También la posibilidad de asistir a un ensayo en el que el director le mostrará su trabajo previo. En él se podría dirigir un mismo fragmento de dos modos completamente distintos.
En esta época en la que vivimos la vida cada vez más a través de una pantalla, una experiencia así cambiaría, sin duda, la percepción de lo que es la música clásica.
Decálogo para asistir a un concierto de música clásica
Para aquellos con curiosidad y ganas que necesitan superar la pereza o la falta de costumbre de acudir a un concierto de música clásica, propongo seguir las siguientes recomendaciones.
Buscar una opción con un programa que nos resulte atractivo por algún motivo (que reconozcamos el nombre de alguno de los compositores, el título de alguna de las obras, etc.).
- Investiga acerca de los compositores y escucha las obras antes de asistir al concierto, teniendo en cuenta el contexto para el que fueron escritas.
- Olvidarnos de esa imagen “formal”: podemos vestir como más cómodo nos sintamos, puesto que el código de vestimenta es muy flexible.
- Acudir con antelación. Una vez comenzado el concierto, no podremos acceder a la sala hasta que haya aplausos.
- Si nos sobra tiempo, aprovecha para echar un vistazo al programa de mano que nos entregarán al llegar. Contiene información muy valiosa que nos ayudará a comprender mejor el concierto.
- Apagar el teléfono móvil o cualquier otro dispositivo que pueda sonar durante el concierto. Aprovechar este momento para desconectar la vorágine digital.
- Disfrutar de las sensaciones que cada momento musical nos produce. Y, si alguna de las obras no logra captar nuestra atención, ¡no hay que preocuparse! A todos nos puede pasar en algún momento. Podemos aprovechar para centrarnos en otras cosas: observar los instrumentos e intentar descubrir las diferencias entre unos y otros, fijarnos en el director y su interacción con los músicos, observar el tipo de público que hay en la sala…
- No aplaudir antes de tiempo: en la música, el silencio es tan importante o más que el sonido. Hay que estar seguro de que la obra ha terminado antes de mostrar nuestro entusiasmo por la interpretación. Si tenemos dudas, podemos esperar a ver la reacción del resto del público.
- Independientemente de nuestros conocimientos musicales, podemos opinar acerca de si hemos disfrutado o no del concierto. Puede que una interpretación nos guste más que otra por distintos motivos. Lo que la música nos hace sentir es completamente subjetivo y no debemos cambiar nuestra opinión por lo que otra persona nos pueda decir.
- Si hemos ido acompañado, aprovecha para hablar con esa persona tras el concierto e intercambiar opiniones igual que haríamos al salir del cine o de una exposición.
A veces nos da miedo acercarnos a lo que no conocemos por las ideas preconcebidas que tenemos. Si fuéramos conscientes de que ir a conciertos en directo está al alcance de nuestra mano, ampliaríamos nuestro bagaje cultural y enriqueceríamos nuestro mundo estético.
La música clásica ofrece una profundidad y una perspectiva histórica que pueden resonar poderosamente con los temas contemporáneos y nuestras experiencias personales.
Abordarla con una mente abierta y curiosa no solo amplía nuestros horizontes musicales, sino que también nos conecta con una tradición artística que ha moldeado profundamente nuestra cultura a lo largo de los siglos.