“Yo fui un niño como todos los otros
aunque un poco más cándido y más triste.
De ayer a hoy, ¡qué abismo!
y de ayer a mañana, ¡qué universo!
(“El diario de la aldea”)
Para 1893, Domingo Moreno Arriaga había formalizado sus relaciones con María Josefa Jimenes. De condición humilde ambos, construyeron un hogar que se vería regularmente afectado por las continuas andadas del esposo, amante empedernido y señor que libró varias batallas en el campo del amor. Paradójicamente, fue por esos caminos de Dios teniendo tantas mujeres como problemas económicos acarreaba. Domingo, nacido en la capital, se dedicaba al negocio de la platería, oficio que ejercía tanto en Santo Domingo como en jurisdicciones vecinas. En tiempos de zafra, abandonaba la joyería para irse a laborar al ingenio San Luis, próximo a San Isidro. Era conocido ampliamente en los sectores sociales capitaleños, precisamente por el dominio que tenía de la platería.
Los padres de Domingo, Antonio Moreno y Dominga Urdaneta, eran venezolanos. Se habían establecido en el país con un capital económico estable que les permitía llevar una vida cómoda y floreciente. Los Moreno y Urdaneta eran apellidos de cierto prestigio social en Venezuela. Un pariente cercano de Dominga, el general Rafael Urdaneta, es un prócer de Venezuela que ejerció por un año la presidencia de la Gran Colombia y hoy es reconocido como “el más fiel de los fieles a Bolívar”.
Toda esa riqueza de los Moreno-Urdaneta comenzó a flaquear, pues como si estuviera insertado en el ADN de los Moreno, don Antonio era hombre dado al amor y acabó entregando todo su dinero a las amantes de las más variadas clasificaciones.
Por su parte, María Josefa Jimenes era hija natural, y la primera, de quien sería después dos veces presidente de la República, don Juan Isidro Jimenes. Aparte de esta hija, se casó dos veces, una de ellas con María de los Santos Domínguez, tía-abuela del ex presidente Hipólito Mejía. Descendientes suyos son el destacado ensayista Juan Isidro Jimenes Grullón y los hijos de este, como el laureado escritor Juan José Jimenes Sabater (León David) y el político Guillermo Moreno García. María Josefa nació en Sabaneta (Santiago Rodríguez) pero su padre la trajo a la capital para que se educara con familiares suyos. Posteriormente, cuando su madre Rosenda Hernández encontró esposo, su padre la envió a Montecristi a residir junto a una hermana del líder de los “bolos pata blanca”, enfrentados en la política dominicana a los “bolos pata negra” de Desiderio Arias y a los “coludos” de Horacio Vásquez.
Un año después de la unión por el vínculo del matrimonio de María Josefa Jimenes y Domingo Moreno Arriaga, nacería el único retoño de ambos, pues aunque el padre conocería después varias esposas no tuvo hijos con ninguna de ellas. De María Josefa se dice que fue siempre una mujer bondadosa que aún en los momentos de mayores estrecheces económicas en la familia, y por sobre todas las situaciones de descontrol en el hogar, supo dar muestras de una serenidad y una gentileza que eran pruebas vivas de su finura y elegancia, la misma que heredara de su padre. Ni aún su posterior condición de hija del presidente de la república le hizo cambiar su carácter siempre afable y sereno que prodigaba particular aprecio por los desposeídos de fortuna.
Para entonces no existían clínicas ni centros de maternidad, por lo cual, avanzada la noche, hubieron de apresurarse los médicos de la familia hacia una vivienda localizada en lo alto de la calle San José, años después bautizada con su nombre actual, 19 de marzo, para preparar el arribo al mundo del único vástago de los esposos Moreno-Jimenes. El padre de María Josefa se había encargado, al igual que otros familiares, de que la joven madre diera a luz con las mejores parteras de entonces. A pesar de que María Josefa fue hija natural de Juan Isidro Jimenes, por su condición de primogénita tuvo siempre favores muy especiales de parte de su padre.
Faltarían pocos minutos para la medianoche cuando se produjo el nacimiento de quien llevaría igual nombre que su padre, Domingo Moreno. En la familia siempre se suscitó un debate sobre la fecha real en que se debía registrar el nacimiento del niño, pues al ser las doce de la medianoche cuando aconteció el parto, tenían dudas de si Domingo había nacido un día u otro. Finalmente, se decidió la fecha: 7 de enero de 1894.
Manuel Rueda en su “Antología Panorámica de la Poesía Dominicana Contemporánea”, escrita conjuntamente con Lupo Hernández Rueda, incurre en el error de afirmar que Moreno Jimenes nació en Santiago de los Caballeros. En igual inexactitud cae el escritor chileno Alberto Baeza Flores en el primer tomo de su libro “La poesía dominicana en el siglo XX”. Rueda reitera el error en el prólogo de “Dos siglos de literatura dominicana”, tomo uno de poesía.
En la casa de María Josefa y de su madre Rosenda, no faltaban ciertas comodidades, por lo que el nacimiento del niño fue recibido con brindis y regocijo. Uno de los primeros en llegar a la casa para conocer a su nieto fue Juan Isidro Jimenes, quien para esa época ya comandaba una importante tropa política. Un lugarteniente de Jimenes, don Álvaro Logroño, apadrinaría meses más tarde el bautizo de Domingo, conjuntamente con la señora María Teresa Valencia, prima hermana de Jimenes. Pero, el regocijo por el nacimiento del hijo único iba a durar relativamente poco. El padre, Domingo Moreno, continuó sus aventuras amorosas y la madre, cansada ya, pidió el divorcio que obtuvo cuando el niño tenía apenas tres años. Además, don Juan Isidro Jimenes nunca vio con buenos ojos el casamiento de su hija con el joven platero y ocasional trabajador en los ingenios de azúcar. Por esa razón, influenció para que el divorcio de la pareja se produjese rápidamente. En 1897, acogiendo una moción presentada por el político y abogado mocano Francisco Leonte Vásquez, el Congreso Nacional aprobó la ley que permitía el divorcio. Gracias a esa ley, una de las primeras separaciones legales realizada en el país fue la de los esposos Domingo Moreno y María Josefa Jimenes. La ejecutó como abogado don Emilio Prud’homme, autor de las letras del Himno Nacional y viejo amigo de la familia Jimenes.
Debido a las dificultades económicas de la familia, Juan Isidro encomendó la educación a la madrina de Domingo, María Teresa Valencia, en la misma casa donde nació, y en la cual vivió por catorce años, con excepción de un año en que su padre, que se había casado nuevamente, decidió llevárselo consigo. Domingo consideró que las costumbres que les habían sido enseñadas no estaban presentes en el nuevo hogar, y se fue esta vez con su madre, que había regresado del Cibao, y con quien en lo adelante viviría por muchos años. Con ella se fue a residir al Seibo, luego de que se vendiera la casa de la calle San José. Cambiarían de residencia varias veces. Ella nunca volvería a matrimoniarse. Su padre moriría años después, no así María Josefa que falleció en octubre de 1974, a la edad de 102 años.
Mientras crecía, Domingo Moreno Jimenes siempre reveló un carácter recio y emprendedor, que le permitió desde pequeño ir abriendo el camino por donde quería andar. Quizás esa actitud huraña, reacia a ciertos estilos de vida de los otros, sería a la larga el factor principal para más de un encontronazo con personas y grupos hostiles a su forma de vivir y de pensar, y posteriormente, a su labor literaria. Temperamento hermético y esquivo, que llevaba a la práctica eligiendo un reducido círculo de amigos y teniendo siempre la soledad como única compañera. Es la praxis de un elemento que constituiría, a la postre, una constante en la vida del futuro gran poeta. “Está dotado de un carácter refractario a las necesidades de la moderna sociedad. Siempre ha vivido dentro de un reducido número de amigos”, así lo describía su amigo y compañero postumista, Rafael Augusto Zorrilla. Otro de sus grandes amigos fue Ángel María Liz, quien llegara a ser presidente de la Junta Central Electoral.
Un aspecto relevante en la formación de Domingo fue que en la amplia casa de la familia de la calle San José, hoy 19 de marzo, se alquilaron varias habitaciones para que el educador Adán Creales, discípulo de Hostos, fundara allí una escuela que llevó el nombre del reformador boricua. Allí se inició Domingo en los estudios elementales, propiciando de esa manera que con el plantel escolar en su propia casa se facilitara grandemente el proceso de enseñanza del niño. Luego de ese periodo, estudiaría en la escuela primaria San Luis Gonzaga y de ahí pasó a la Escuela de Bachilleres, donde se graduó a temprana edad de Maestro Normal de Segunda Enseñanza. Su futura gran carrera poética se iniciaría siendo un púber. Para 1907, cuando apenas tenía 13 años, ya había escrito varios sonetos monorrítmicos asonantes, gracias a la orientación que recibió del director de la Escuela de Bachilleres, don Federico Henríquez y Carvajal. La obra del poeta que cambiaría el tono y los alcances de la poesía dominicana estaba ya en camino.
En el 130º aniversario de nacimiento del poeta Domingo Moreno Jimenes, padre del Postumismo y poeta mayor de la literatura dominicana.
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DEL GEMIDO A LA FRAGUA OBRAS POÉTICAS
Domingo Moreno Jimenes, Editora Taller, 1975, 317 págs. Recogida y editada por el gran mecenas del poeta, J. M. Troncoso Sánchez.
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DOMINGO MORENO JIMENES
Flérida de Nolasco, Colección Pensamiento Dominicano, 1970, 142 págs. La primera gran antología de la poesía de Moreno Jimenes, precedida de un estudio de la eximia escritora.
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EL RECORRIDO POÉTICO DE DOMINGO MORENO JIMENES
Bárbara Moreno García, Impresora Datadruck, Alemania, 403 págs. Relevante tesis doctoral de esta descendiente del ilustre poeta, para obtener su doctorado en París.
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EL POSTUMISMO
Bergson Rosario, Editorial Ciluya, 2006, 136 págs. Ensayo crítico de este joven poeta de Montecristi, profesor de la UASD.
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DOMINGO MORENO JIMENES BIOGRAFÍA DE UN POETA
José Rafael Lantigua, Editora Búho, 2006, 5ta. Edición; 234 págs. La única biografía del poeta, publicada originalmente en 1976.