Sostener y ampliar el éxito en el futuro del turismo dominicano requiere de una efectiva y atractiva diversificación de la oferta. El turismo actual es cada ves más exigente en torno a su experiencia y esto requiere de una visión integral que, conociendo necesidades, demandas y expectativas de visitantes genere una oferta de productos y servicios capaz de producir experiencias inolvidables y casi únicas.
Los grandes atractivos naturales forman parte de una oferta primordial, como le llamarían algunos expertos, el «gancho» fundamental del imán turístico. Pero es la combinación de dicha oferta con ofertas ‘complementarias’ lo que puede incluso incrementar la calidad de la experiencia turística en RD dirigiéndola hacia experiencias más ‘totales’.
El turismo cultural es un elemento clave «para la diversificación de la oferta ya que los habitantes y sus modos de vida son un diferenciador importante entre un destino turístico y otro, como plantea la Guía para proyectos y productos de Turismo Cultural sustentable del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile.
Según el Consejo Mundial de Viajes y Turismo, el turismo cultural genera 40% de los ingresos globales del turismo. Sin embargo, en RD, en relación a la oferta de sol y playas, los productos turísticos culturales tienen mucho menor peso específico, no están (el caso de muchos museos) a la altura de estándares internacionales pese a su potencial, o su experiencia no se comunica apropiadamente a públicos visitantes definidos como objetivos.
Las inversiones en la Ciudad Colonial de Santo Domingo han sido y son un importante paso de avance, pero es también necesaria la inversión pública y privada para fomentar y publicitar los proyectos y productos culturales como parte de la oferta de otros destinos turísticos.
Urge pues ampliar la oferta de productos turísticos culturales en los destinos turísticos existentes o como parte de nuevos destinos, identificando el potencial de historias, artes, costumbres, culinaria, patrimonios y otros aspectos que integran de manera diversa las manifestaciones culturales dominicanas para planificar y diseñarlos como productos turísticos en una oferta a comunicar al visitante de manera efectiva.
Esto implica también crear ejes geográficos y rutas culturales, creando rutas temáticas que articulen diversos productos según la multiplicidad de intereses del visitante, a ser conocida periódicamente mediante encuestas y sondeos.
Vuelvo al ejemplo de Santo Domingo. Siendo visitante de ciudades en distintos países considero que su oferta gastronómica ha crecido sustancialmente en calidad y cantidad. ¿Lo saben nuestros visitantes?
Resulta fundamental implicar a los touroperadores y agencias de viajes, a los proveedores de servicios (hoteles, restaurantes, transportistas, museos, organizadores de eventos artísticos y de entretenimiento…), al gobierno y al sector privado en los esfuerzos sistemáticos por diversificar nuestra oferta, apostando más al componente cultural del turismo (entre otros) en las experiencias del visitante.