En mi paso por Israel he podido profundizar en lo que pasa hoy día en esta región y créanme cuando les digo que estamos apuntando a la dirección incorrecta.
Más allá del drama del 7 de octubre en Israel, cuando guerrilleros de Hamás invadieron zonas del sur y mataron e hirieron a miles de personas. Y mucho más allá de la terrible muerte de civiles palestinos atrapados en medio de la ofensiva israelí contra el grupo terrorista, sepa que hay un convenio económico en gestación, que si supera esta crisis, podría cambiar el tono de como se ven las cosas en esta región.
No sé si recuerdan aquel acuerdo de paz anunciado por Donald Trump que aseguraba la paz permanente para la región. Pues sepa que esa iniciativa no ha muerto y en la trastienda se ha ido moviendo, a tal punto que Arabia Saudita está muy cerca de adherirse a sus conveniencias, cosa que ya han hecho Emiratos Árabes Unidos, Bahrein y Egipto.
El plan de desarrollo se basa en que los países árabes tienen los recursos energéticos, mientras Israel cuenta con la tecnología, por lo que un junte para hacer negocios entre ambos bloques, dejando fuera a los socios de Irán, sacudiría los niveles de cooperación en la región.
Y no son pamplinas las que les estoy contando. He conversado con expertos regionales y todos coinciden en que los países árabes de ese bloque están con acercamientos serios para adelantar proyectos de alto porte, lo que convertiría la región en una suerte de polo tecnológico y de manejo de recursos energéticos que dictaría, bajo sus normas, al mundo entero.
Es tan serio el tema que me enteré que la mayor empresa de telefonía de Israel sostendrá pronto reuniones en Bahrein para el desarrollo de proyectos mutuos.
Eso era impensable hace unos años y menos en el contexto de una guerra, pero Arabia Saudita y su bloque se ha convencido de que “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”, por lo que coquetea con Israel para sacar de carrera a Irán, no a cañonazos sino con cooperación económica.
Cosas que pasan en el Medio Oriente.