La opción keniana para Haití se ha comenzado a desintegrar, pues se ha sumido en una batalla legal interna que luce será larga y por la cual la crisis en Haití no puede esperar.
Si bien Estados Unidos envió un mensaje a Kenia exigiendo premura, lo cierto es que será complicado que el entramado legal del país africano se resuelva a la velocidad que la intervención en Haití necesita, así que pensar en otra salida para la problemática haitiana se convierte en compulsorio.
Es obvio que las grandes potencias no quieren encabezar ningún tipo de acción directa en suelo haitiano, por lo que comenzar a buscar otro valiente que encabece esa fuerza de ayuda se hace imperativo. Aunque es meritorio preguntarse si existe un país que tenga ganas de hacerlo. Mientras la falta de ganas en la comunidad internacional se mantiene, lo cierto es que la fecha del 7 de febrero, altamente simbólica para los haitianos, está a la vuelta de la esquina y una confrontación entre las fuerzas de Ariel Henry y Guy Philippe se hace cada vez más inminente.
Eso sin que nadie escuche el clamor de República Dominicana.