El carnet de identidad y electoral que te entregaron una vez, te permitirá ir este 18 de febrero a los colegios electorales y allí efectuar lo que todos también dominan: seleccionar una de las fotos en la boleta electoral y marcarla con marcador de tinta –no sabemos si violeta, negra o azul–, para así entonces lograr que el candidato de tu elección logre lo que todos sueñan: celebrar esa noche junto a sus correlegionarios.
Pasó algo interesante en las pasadas elecciones argentinas. Muchos tenían el “presentimiento” que Milei se alzaría con el triunfo, lo que en efecto ocurrió. Se sentía que la ardua campaña creativa del libertario, con su estilo único, surtiría un efecto electoral arrasador.
Este 5 de noviembre habrá elecciones norteamericanas y los debates previos serán interesantísimos. En México se elegirá entre Claudia Sheinbaum Pardo, Xóchitl Gálvez y Jorge Alvarez Máynez. Y en 70 países más, habrá elecciones, incluyendo el nuestro.
Aquí te levantas temprano en la mañana, y aunque es justo decir que hay un montón de abstencionistas, no podemos negar que es más la gente que le ve utilidad al voto. Es cierto que no todos tienen historias dramáticas qué contar: me dice alguien que a lo interno de los partidos se vive el proceso de manera más intensa.
Van algunos encomendados por los partidos, a la Juntísima Electoral y pueden vivir el proceso de manera directa: a los que trabajarán en los comicios, se les entrega la noche anterior, al menos era así en los ochentas, los útiles que utilizarán esa noche: las boletas, la tinta indeleble y los marcadores. Con estos últimos, agarrados con seguridad, harás una equis o un signo de más en la foto del candidato. El Tribunal Constitucional decidió que el voto electrónico era inconstitucional, grosso modo.
Mucha gente se enlista para ir ese día a las elecciones y fungir como observador o como delegado de los partidos. Nunca se ha elogiado de manera pública el trabajo que hacen estos personajes, vigilantes de la democracia.
La velocidad de la votación es algo que otros vigilan: nadie está para pasarse toda una mañana en una fila que no avanza, por lo que es necesario decirle a la Juntísima que debe entrenar muy bien al personal para que esté presto a trabajar rápido. En los gobiernos lejanos, digamos a inicios de los ochentas, o un chin más atrás, cuando Antonio Guzmán ganó las elecciones, otro gallo cantaba.
Te entregaban un montón de boletas de cada partido y tenías que meterla dentro de un sobre. Los que daban las boletas restantes de un partido a un político cualquiera de los barrios, podían alegar que no votaron por fulano por lo que había que darle su premio. Era una manera de hallar negocio con los comicios, entrar en ese terreno del “aprovechao”, del negociante a todo dar.
Ahora te levantas en la mañana y tienes claro que debes de ejercer tu derecho. Sabes que en otras elecciones –no sé si en ésta también se hará–, para demostrar que has votado te rasuran algo de la piel. “Con la tinta indeleble basta”, podría decir un observador que por cierto, vienen en cada elecciones de la OEA. Hubo elecciones libérrimas en Argentina con Milei y va a haber elecciones en Estados Unidos, Venezuela y República Dominicana.
Te levantas con la sensación de que tu voto cuenta. Imagínese usted qué pasaría si la gente no tuviera entusiasmo, atizada por una “nulidad” que se podría sentir en los mismos medios.
Un costumbrista criollo citado por un ex gobernante dominicano en uno de sus libros decía que al dominicano no le gusta votar por el gallo que se ve que no va a ganar, por lo tanto hasta el último minuto no se toma la decisión. Cito a Juan Antonio Alix como lo hizo Joaquín Balaguer: “mientra el pleito no se be concluido definitivo, ni an una coplita escribo, pero al que beo bamboliai para ayudallo a rempujai yo si entro en rifa e chibo”. La isla al Revés (40-41).
No tomas sino un desayuno fuerte porque vas a pasarte todo un día en una fila o una mañana completa, sobre todo si tienes la misma situación que quien esto escribe. Voto en el colegio San Juan Bautista porque cuando saqué la cédula vivía en Bella Vista y me tocó ese lugar.
Cuando llego tengo que buscar cuál es mi mesa: esto lo hace todo el mundo. Sin embargo, me sucede que tengo que verificarme primero, algo que algunos facilitadores, te ayudan a hacer de manera diligente. Acto seguido, te metes en la fila y no duras sino unos cuantos minutos para ejercer el voto. Entonces, viene la tinta indeleble: no sé si este año que viene será una tinta azul o una tinta negra o violeta, no importa. Lo que importa que es ya saliste de eso y ahora solo resta sentarte frente al televisor y ver las trasmisiones de los connotados periodistas.
Metes el dedo en un potecito o te pasan un roll on como una especie de desodorante en tu piel, pero azul, para así salir marcado del recinto. Se recuerda uno de los días aquellos en que el proceso de votación era harto lento, una lentitud que conducía a sospechas que no se solucionaban ni con la presencia de los observadores de chalecos marrones.
Algunos sostienen que dentro de las anomalías que se producen está la no probada por mí, existencia de un montón de líderes de los partidos que ofrecen en las puertas de los recintos electorales, uno que otro dinerito para que ese voto no se efectúe en su contra.
Como hemos dicho, no tenemos prueba de la existencia de personal en los partidos para que este trabajo sucio sea llevado a cabo. Sacar del padrón sí era algo de lo que se hablaba en tiempos oscuros que ya hemos superado.
Los partidos políticos tienen un personal entrenado que sabe muy bien cómo actuar en estos eventos electorales. Se espera, como ocurrió en Argentina, que los resultados de las elecciones se sepan de manera expresa, esto es que no nos pasemos la noche entera pegados al televisor para saber quién ganó y quién no “vio a linda”.
Lo cierto es que eso de votar dos veces puede decirse que era un tema debatido, así como “la participación de militares y de muertos”. Un político dominicano le dijo a otro en la crisis del 94 que habían votado los muertos, algo que no se ha podido probar del todo.
En todo caso, la tinta con la que te marcarán la mano pronto se quitará con agua y jabón. El voto que marcaste con una cruz sobre el candidato que quieres para alcalde se hará efectivo en el momento del cierre de los colegios. Se corre la voz: fulanito arrasó, menganito dio una pela de calzón quitao a fulano. La fiesta llega más tarde y la tristeza también. El que gana es el que goza.