En ese caso del pelotero Wander Franco está todo mal. Es la apología a lo que una figura pública, una madre, un equipo de béisbol y un sistema de justicia no deben hacer. Es una desgracia en todos los sentidos.
Ahí tenemos a Wander Franco, un súper pelotero en todo el sentido de la palabra, con un contrato multimillonario con Tampa que sería la envidia de cualquiera. Tiene como compañera a una muchacha que es su novia de adolescente y una vida que parece perfecta. Pero tiene el joven un lado oscuro peligroso, pues le gusta aventurarse con muchachitas por debajo de la edad permitida, una costumbre que él sabía podía costarle la cárcel, porque meterse con una menor es abuso sexual en cualquier liga.
Y no solo se mete con ella, dilucida una pelea con la muchacha en chats y las redes sociales, evidenciando el poco entrenamiento por parte de su equipo de béisbol en el manejo de esas cosas, una capacitación que debería ser un estándar entre los jugadores de béisbol profesional. Revienta el lío y el equipo se pone en modo reactivo, cuando todo eso se pudo haber prevenido con la formación integral correcta, un aspecto que el béisbol de las Mayores tiene que mejorar con todas sus grandes estrellas.
Se suma al problema la madre de la menor, que usa a su hija como plan de manutención de manera bárbara, adentrándola a corta edad en un estilo de vida que compromete el futuro de la muchacha y la marca para siempre como una persona que hace lo que sea por dinero. Si bien Wander Franco no tiene perdón por meterse con una muchachita, peor es la conducta de la madre, que lo tolera y que se aprovecha del dinero que él ofrece.
Para colmo tenemos un sistema de justicia que ha manejado todo con los pies, al darle mínima protección a la privacidad y al evitar acusar a Wander Franco del principal delito que cometió, el de abuso sexual. Bien lo dijo CONANI, cuando un adulto tiene sexo con una menor de edad, se configura un abuso sexual, no puede llamarse de otra forma a lo que salta a simple vista. Wander Franco se metió solito en este lío y la madre de la niña lo ayudó.