Desapareció de la opinión pública el pleito por la presidencia del Colegio Dominicano de Abogados. Como en la fiesta de los monos, las elecciones de los jurisperitos terminaron a rabazos. Quizá porque, con todas las excepciones correspondientes, la mona, aunque se vista de seda, mona se queda. Sea fulano o sutanejo el nuevo presidente, hay una pregunta necesitada de respuesta: ¿Permitirán que la Cámara de Cuentas audite debidamente la gestión del doctor Miguel Surún Hernández?