La Dirección General de Contrataciones Públicas (DGCP) mantiene una cruzada que intenta sanear las prácticas en la administración pública.
El camino no se le ha hecho fácil, pues ha tenido que lidiar con una cultura de procedimientos indebidos que tiene que aprender a ajustarse a la nueva realidad de las contrataciones públicas.
El caso del contrato entre el Intrant y la firma Transcore Latam es evidencia de ese tipo de escenario, en el que han permeado las prácticas incorrectas y la DGCP ha tenido que tomar acción.
Desde su entrada en el puesto, su director Carlos Pimentel advirtió de una nueva forma de hacer las cosas y avisó a todos con tiempo de que la ley y los reglamentos se harán cumplir, lo cual ha cumplido hasta el momento.
En el proceso se ha tratado de limitar su radio de operación, cuestionado su jurisdicción y puesto en tela de juicio sus motivaciones, pero lo cierto es que una DGCP sólida y con credibilidad beneficia al pueblo dominicano, pues ofrece una protección a los intereses público que estuvo perdida.
Que la DGCP siga con un trabajo serio es lo mejor para todos en el país.