El costo político de las tres causales ha detenido una vez más la aprobación del Código Penal. Hay consenso en que el actual debe ser revisado y hay consenso en no aprobar ninguno de los proyectos que se van presentando en las cámaras legislativas.
Los ciudadanos votan en las elecciones unos programas electorales en los que los partidos políticos parecen bien definidos con respecto a las tres causales. Y a menudo las defienden buscando un voto progresista que desprecian una vez llegan los diputados y senadores a sus puestos. Una vez armado el proyecto, comienzan las divagaciones, las discusiones sin fin y los aplazamientos.
La misma sociedad ha dejado de reclamar. Por cansancio o por impotencia, ya no hay manifiestos, marchas o concentraciones.
El del código penal es uno de esos casos en el que un proyecto que no conviene duerme en los pasillos y gavetas del Congreso sin que a ningún legislador le interese cumplir con su palabra ni perder unos votos. Ahora que empieza la campaña fuerte de cara a las elecciones de 2024… ¿habrá un político que defenderá con seriedad el conflictivo tema?