Un aspecto realmente interesante del Pacto Nacional ante la crisis de Haití es que muchos de los puntos acordados son una severa reflexión sobre prácticas internas que el país ha considerado válidas por décadas, aunque fueran ilícitas. Y si no válidas, por lo menos tolerables.
Así, el texto propone perseguir la contratación ilegal de indocumentados en la construcción, atacar la corrupción en los pasos fronterizos, regular la expedición de visas, desincentivar la contratación de indocumentados prohibiendo ciertas ventajas fiscales en los trámites, por acción o por omisión… Es un verdadero “examen de conciencia” que pudo hacerse mucho antes y que no necesitaba ni de la presencia de aliados ni de la ausencia de opositores o de una crisis fronteriza o diplomática. Es un pacto que reivindica el cumplimiento de la ley.
Buenas propuestas: construir tres hospitales del lado haitiano, replicar el modelo de Codevi, apoyar la labor diplomática, reforzar las necesidades de energía y agua de la línea fronteriza, promover la contratación de mano de obra dominicana… Un repaso a la realidad.