La historia parece no tener fin en los predios del Consejo Nacional de la Niñez.
Los constantes escándalos superan al anterior, si tomamos en consideración la magnitud de los mismos y cómo terminan en los medios.
Desde escapes de jóvenes de un centro de acogida, pasando por una niña que “cayó” del techo de otro y ayer se hizo pública la información de que un adolescente de 17 años murió en Santiago de los Caballeros como consecuencia de una paliza que recibió en un centro.
Si eso lo sumamos a los crímenes que se cometen en el país contra los menores de edad – desde abuso sexual hasta explotación laboral infantil – no terminamos de contar esta terrible historia que se ha convertido en algo “normal”.
Quizá por eso es que, en tres años de Gobierno, el Conani ha tenido tres directoras ejecutivas y de paso se creó un Gabinete de la Niñez y Adolescencia para tratar de lidiar con las deficiencias del sistema anterior. Mientras tanto, los menores de edad siguen desprotegidos y aquellos que están supuestos a evitar que sus derechos sean vulnerados no están haciendo su trabajo como se debe y esto, en algún momento, tiene que detenerse.