Este miércoles, Alfredo Pacheco, se juramentó por tercera ocasión como presidente de la Cámara de Diputados en un ambiente solemne, en orden y armonía. Todo un contraste con su elección en el 2003, que, aunque tenía los votos y el respaldo de sus colegas diputados, el poder del Estado quiso imponer a la reformista Rafaela Alburquerque, lo que terminó en un mayúsculo desorden que incluyó un tiroteo. Ya los tiempos no son los mismos y eso lo entendieron también en el Senado.