Dicen por ahí popularmente que la madre de un niño nunca se pone en duda, pero que el padre podría siempre vivir en ascuas. Esa realidad, que nos tomamos a broma en muchos hogares caribeños, suele materializarse en algunas relaciones, donde las circunstancias crean la incertidumbre y abren un debate interesante, el que busca responder la pregunta de quién es el padre de un ser humano, el que lo hace o el que lo cría.
La Suprema Corte de Justicia emitió un fallo muy controvertido, aunque validado y respaldado por la ley, en un caso de paternidad que no es ajeno a nuestra cotidianidad. Establece el alto tribunal que en la República Dominicana el padre biológico no tiene ese derecho de manera automática, porque el factor de crianza y bienestar del niño también establece un criterio de paternidad, sobre todo, si el infante nace en un contexto matrimonial.
O sea, básicamente el meollo del asunto es que, por ejemplo, si ocurre una infidelidad en la pareja y el marido, por la razón que sea -que puede ir desde el desconocimiento hasta la aceptación-, decide criar al niño con todo su amor, el padre biológico no puede venir a reclamarlo por pura causa de haber aportado su ADN.
La determinación es polémica y, en cierto modo, va en contra de la tendencia internacional, que fija la paternidad biológica como la principal, a menos que haya una renuncia explícita del hombre que aportó el ADN. Lo que sí que no deja de generar sorpresa, porque se pensaría que la lógica vaya en la otra dirección. ¿Es eso justo?
Creo que cada caso de paternidad es diferente y eso hace complejo decidir hacia un lado o hacia el otro. Pienso que el bienestar del niño debe estar por encima de todo, pero no estoy seguro de que un infante que crezca sabiendo que su padre no es su papá biológico y que hay un ser que sí lo es, pueda desarrollarse emocionalmente saludable. Me parece que ahí interviene la lógica de la custodia compartida, en la cual el niño pueda disfrutar de las dos variantes sin un trauma mayor. En lo personal apoyo la idea de que padre es quien cría, aunque sé que la sangre pesa más que el agua.