¿Por qué se hacen públicas ahora las auditorías de la Contraloría y a quién conviene? ¿Por qué se plantea ahora un juicio político a la Cámara de Cuentas y a quién conviene?
¿Por qué este torbellino de informaciones llega a la vez que un informe sobre lo bien que avanza República Dominicana en su lucha contra la corrupción? ¿Por qué ese ejercicio de estriptis institucional no alcanza a otras oficinas que manejan miles de millones de pesos? (Auditar al Ministerio de la Mujer no debe ser lo más agotador del mundo.) ¿Es que hay una segunda parte?
¿Por qué no se audita o revela la auditoría, si es que ya está terminada, del Ministerio de Educación? ¿Es verdad que haría asombrarse al mismo Madoff? Y si vamos a ser tan transparentes… ¿por qué cuesta tanto trabajo obtener una información de los funcionarios, parapetados siempre en carísimas agencias de comunicación privadas? ¿Y por qué estas son siempre las mismas, si además todas las oficinas públicas tienen equipos de comunicación perfectamente copados de buenos profesionales?
En política el timing, acertar con el momento, planificar para no llegar ni antes ni después, es parte fundamental del éxito. Es un don, gracia de los que tienen ese sexto sentido que les hace estar en lugar adecuado en el momento preciso. Hablar a tiempo, callar a tiempo. También interviene el azar, ese misterioso aliado que logra que ocurran cosas por suerte antes que por mérito.
Pero los asesores políticos, los que susurran al oído de los políticos, están obligados, es parte de su trabajo y de su sueldo, a contemplar todo esto y dar forma a la estrategia con estas acciones tácticas.
¿Por qué se hacen públicas las auditorías de la Controloría y aquién conviene este timing?