Para María Moliner (1900 – 1981), la afamada lexicógrafa y lexicóloga española, «El uso de las mayúsculas es la cuestión más caótica de la ortografía«. Ciertamente se trata este, de un juicio que no soporta discusión ni adversa argumentación, por cuanto en el mundo hispanohablante en general y en el español dominicano, en particular, tanto las letras mayúsculas como minúsculas se utilizan como si no existieran normas que pauten su escritura. Esas reglas, sin embargo, están claramente definidas en la Ortografía de la lengua española (OLE, 2010, cap.1V).
El desconocimiento de las normas de aplicación de las mayúsculas gesta en la mente del escritor, además de dudas, confusión y vacilación, una visión distorsionada de su realidad ortográfica. Tal visión entraña la concepción de mitos o falsos conceptos que conducen al usuario de la lengua a utilizar dichas letras, basado en criterios eminentemente subjetivos, vale decir, apoyado en lo que él considera, entiende o cree acerca del tema. Contradice esta manera de pensar y obrar, a la luz de la práctica escritural, el criterio académico o lo que al respecto y en la cita que sigue establece la OLE:
«Las normas de uso de las mayúsculas, como las de cualquier otro elemento de un sistema, deberían ser idealmente objetivas e inequívocas en su aplicación. Sin embargo, en el uso de las mayúsculas influye, como en tantos otros aspectos de la ortografía, el peso de la tradición e intervienen otros muchos factores, como la intención de quien escribe, el tipo de texto o el contexto de aparición…» (Ídem, p.446)
Pero contrario al juicio de RAE, en la variante dialectal dominicana, como ya se indicó, prima el punto de vista individual, lo subjetivo o pensar propio. Por esta razón, en el uso de las letras mayúsculas, cada quien parece proceder guiado por su propio código ortográfico. De ahí que mientras unos usan mayúsculas y minúsculas en contextos no permitidos según la regla, otros las omiten donde deberían estar presentes. Se originan, de esa manera, los desaciertos que ponen de manifiesto ese desorden o caos que, según María Moliner, caracteriza el sistema ortográfico del español.
Ese caos ortográfico, no solo se pone de manifiesto en los múltiples errores que en su aplicación se cometen, sino también en los mitos y falsas creencias que lo generan, así como en las preguntas que al respecto se formulan. Se trata de preguntas que, además de dudas y confusión, revelan ignorancia casi total de las normas que prescriben la correcta escritura de las mayúsculas. A muchas de esas interrogantes, fuera y dentro de mi quehacer docente, he debido darles respuestas en diferentes momentos. Algunas de las más significativas de estas preguntas y respuestas, por considerarlo de interés, las compartiremos en el contenido correspondiente a la próxima entrega.
El autor es profesor universitario de Lengua y Literatura.