¿Sabía que nuestra cara tiene más de treinta músculos que utilizamos cada día sin darnos cuenta, y que además pueden aportarnos numerosos beneficios para la salud, la belleza y el bienestar si los movilizamos de manera consciente y con una técnica adecuada, siguiendo un método japonés?
Este método se denomina yoga facial, y al practicarlo de manera habitual conseguimos mejorar la circulación sanguínea, oxigenar la piel y conseguimos un efecto ‘lifting’, similar al de una intervención estética de estiramiento facial para suprimir las arrugas, según Izumi Forasté Onuma, especialista en las últimas tendencias de belleza y autocuidado provenientes de Japón.
Dedicar unos minutos cada día a cuidarse con ejercicios de esta disciplina también “permite reducir el estrés que acumulamos en el día a día, el cual afecta directamente a la calidad de nuestra piel”, según esta experta.
En concreto, el yoga facial es la práctica de ejercicios faciales para relajar y tonificar los músculos de la cara de forma totalmente natural, puntualiza Forasté.
Explica que el yoga físico de la India -que ella también practica- y el yoga facial “tienen en común que llevan la consciencia ´tanto a la respiración, la cual debe ser lenta y profunda, inhalando y exhalado por la nariz, como a los músculos que se están movilizando durante la práctica”.
Añade que, al vernos y sentirnos mejor al practicar esos ejercicios, reforzamos nuestra autoestima y mejoramos nuestro estado de ánimo, aportando al rostro los mismos efectos que una práctica física de yoga corporal le proporciona al cuerpo.
Forasté señala que “una piel bella es una piel sana” y asegura que del mismo modo que podemos ganar salud haciendo ejercicio, se puede «crear» una piel saludable y hermosa ejercitándola y dedicándole un buen cuidado.
Esta especialista de raíces euroasiáticas (hija de madre japonesa y padre español), ha recopilado en su libro ‘El secreto japonés del yoga facial’ una serie de ejercicios clave de esta herramienta de autocuidado, adaptados a distintas necesidades y para trabajar distintas zonas del rostro.
Gimnasia facial con raíces orientales
“La naturaleza de los músculos es la misma en el cuerpo que en el rostro: o se usan o se pierden. Si practicamos ejercicio para fortalecer nuestro cuerpo, vernos bien y ganar salud, ¿por qué no hacer lo mismo para la cara?” señala.
Explica que el yoga facial es una técnica que se practica desde hace décadas en Japón y que combina ejercicios y masajes en la piel del rostro, contribuyendo a “alisar las arrugas de expresión, eliminar los signos de fatiga y favorecer su firmeza y luminosidad”.
Señala que la principal divulgadora del yoga facial es Fumiko Takatsu cuyas prácticas se extendieron rápidamente por Japón a través de libros, revistas y apariciones en programas de televisión, y más tarde en Estados Unidos, donde continuó impulsando las práctica del yoga facial y compartiendo su método alrededor del mundo.
Al comprobar la efectividad de los ejercicios faciales, muchos dermatólogos y esteticistas japoneses han investigado e ideado distintas posturas eficaces para rejuvenecer el rostro, que hoy en día son recomendadas en sus consultas, según Forasté.
Forasté explica que ha adquirido sus conocimientos sobre el yoga y los masajes faciales a través de estos profesionales y de los divulgadores japoneses del método de Fumiko Takatsu.
Explica que a las pocas semanas de comenzar a practicar el yoga facial, se observan “unos resultados increíbles”, como descongestionar bolsas y ojeras, levantar los párpados y abrir la mirada, suavizar arrugas del entrecejo o alrededor de los labios, y realzar el óvalo del rostro”.
Para cuidar la piel y conseguir que sea radiante no basta con llevar un estilo de vida y una alimentación saludable y aplicarse buenos productos, sino que también es conveniente fortalecer y relajar los músculos mediante técnicas de masaje y yoga facial “trabajando la belleza del rostro desde el interior”, destaca Forasté.
Rutina facial para empezar bien el día
Forasté advierte que “es muy habitual que el rostro se muestre hinchado al despertarnos, ya que, al estar estirados durante muchas horas, se estancan los líquidos en la cara”.
Por eso recomienda practicar una sencilla rutina de 5 minutos que se puede efectuar por la mañana, “después de haberse aplicado la crema hidratante habitual, y que sirve para activar la circulación y reducir el volumen facial”.
Con este sencillo ejercicio (que Forasté describe en las imágenes en blanco y negro) “se reducen las bolsas de los ojos y las ojeras, lo que permite tener una mirada despierta, además de marcarse bien el contorno de la cara. Todo esto teniendo en cuenta que por las mañanas no solemos tener mucho tiempo” enfatiza.
por Rocío Gaia