Uno de los principales problemas del servicio energético en el país es que la demanda crece a mayor velocidad que la oferta. De ahí los grandes proyectos que se han ido perfilando, renovables o a gas, en los últimos meses.
Pero de nada sirve construir las plantas que necesitamos para servir la demanda actual y cubrir el crecimiento que ya ha llegado, si no se resuelven los problemas estructurales y de larga data del sistema.
Las pérdidas de energía en las redes de distribución rondan el 30 %, las nóminas infladas de miembros del partido gobernante, la ineficacia en el manejo de las operaciones… Todo está en equilibrio para no colapsar pero no está preparado para llegar al nivel que se necesita en un país que ya no está considerado “en vías de desarrollo”.
Se habla de redes de comunicación de ciudades inteligentes, de teletrabajo, de educación virtual, de mega proyectos hoteleros, de zonas francas de empresas tecnológicas… Para todos estos sueños y realidades hace falta energía eléctrica segura, suficiente y estable. Mientras hay barrios, como Gazcue, que pasan todos los sábados a oscuras…