El gerente general de Edesur, Milton Morrison, lo sabe tan bien como estamos al tanto todos los dominicanos, que hay unas mafias internas y externas en las instituciones eléctricas que no hacen otra cosa que perjudicar a los ciudadanos.
El problema no es nuevo, viene de décadas, y el sector eléctrico no es el único que lo padece. Lo que no se acaba de entender a estas alturas es por qué no se les pone coto a estas conductas desgraciadas.
Los ciudadanos se encuentran en estas mafias donde quiera, para poner la luz, para que conecten el agua, para que le den un turno en el hospital, para evitar una multa de tránsito o recuperar el vehículo… La lista es interminable. No hemos evolucionado lo suficiente como sociedad para conseguir que esas conductas se eliminen y que la “búsqueda” de unos no sea la desgracia de otros. Esa cultura instalada sobre la tesis de “¿dónde están mis cuartos ahí?” tiene que ser erradicada.
¿Cómo lo hacemos? Hay que comenzar por la dirigencia de los organismos, que debe ponerle el cascabel al gato y frenar esa práctica con tecnología. Para ello hay que comenzar por participar del esquema, de lo cual no estamos muy seguros de que haya voluntad generalizada.