Cuando te conviertes en madre el mundo cambia drásticamente. La creencia de que la mujer puede con todo se cae, menos cuando eres empleada que debes cumplir con requisitos corporativos, que tienen muchos beneficios pero que es cuesta arriba adaptarte en ellos cuando la prioridad de tu existir es esa nueva personita.
Dar la espalda a recibir ingresos propios, no es una opción viable, menos cuando se es de clase social trabajadora y se viven tiempos austeros. Es la razón por la que cada vez son más mujeres las que ven una luz de esperanza en el emprendimiento, que no es un camino fácil pero que lo puedes adaptar a tu medida.
Un excepcional ejemplo de ello es Orquídea Martínez, una joven profesional, casada y madre de una niña de cinco años, que al dar a luz decidió renunciar su trabajo y diseñar un esquema de negocio que le generara ingresos y que le permitiera cuidar ella misma a su pequeña.
“Decidí emprender porque no quería perderme los primeros años de crecimiento de mi hija y desde muy joven he trabajo y no quería dejar de producir dinero, entonces la mejor opción que se me ocurría era emprender algo propio para poder manejar un poco más el tiempo y dedicarle más horas a la crianza de ella, tomando en cuenta que los horarios de trabajo en el país ocupan casi todo el día, lo cual implica buscar un cuido o una persona confiable para que cuide a nuestros hijos”.
Sin embargo, aunque parezca fácil y encantador, es un camino que se piensa hasta detener la respiración. “Fue una decisión fue muy incómoda…me causó mucha ansiedad, porque además de lo económico, me apasiona trabajar mi profesión”, comenta esta madre que es profesional de la comunicación.
Orquídea tiene la suerte de contar con un compañero de vida que trabaja de forma remota y que es un padre responsable, por lo que ella decidió retomar la vida profesional (la que estudió), sin dejar su emprendimiento, porque es algo de ella y sirve de entrada extra para aportar en lo que su mamá, quien es viuda, necesite.
La maternidad nos une
Otro ejemplo encantador es el de Gabriela Ferreiras, quien decidió emprender cuando su bebé tenía ocho meses de edad, pero sin dejar a un lado su empleo.
En ese momento la pandemia del Covid-19 se había confirmado en República Dominicana y con ella las restricciones. Su rutina se vio afectada, especialmente las compras, dándole la idea de una tienda virtual para madres y bebés, que en la actualidad es un Marketplace (Bebexpress).
Su situación como madre la llevó que querer mitigar lo que otras, en su misma situación, estaban pasando- “Quise desarrollar una plataforma que ayude a las familias de todo el país a adquirir los productos de sus hijos y recibirlos de manera segura, sin miedo a que resultara en una estafa”, dijo Ferreiras.
Confiesa que no posee ningún conocimiento para llevar a cabo esa idea, pero se empeñó en buscar todo lo que necesitaba y lo logró madrugando, a pesar de la lactancia activa que llevó, a pesar de la condición de autismo de su hijo… decidió hacerlo y lo hizo.