La 118 Asamblea de la Organización Mundial del Turismo, edición celebrada por primera vez en República Dominicana, ha dejado claro que nos enrumbamos hacia una nueva concepción del turismo.
Superada la visión de “industria sin chimeneas”, como se le llamó en un tiempo, el turismo que viene será una fuerza integradora motivada por la sostenibilidad, el protagonismo de las comunidades que lo reciben y orientada a poner en el centro de su negocio y de su mística a las personas.
Buscar y ofrecer experiencias para un público cada vez más segmentado que sabe qué quiere y que trasciende las ofertas estereotipadas. Un turismo diversificado: cultural, gastronómico, ecosostenible, de familias o de mujeres que viajan solas. Algo ha hecho bien el sector referente mundial en cuanto oferta pero también en cuanto a ser capaz de buscar soluciones a tiempo.
Para República Dominicana, el turismo es un fenómeno transversal, motor de la economía y el empleo, impulsor de otros sectores, vertebrador del desarrollo de las provincias, entre otros muchos campos.