El presidente Abinader volvió a alertar ayer a la población por el grave problema de la sequía que padece el país y que tiene a las presas, observó el mandatario, en el nivel más bajo de agua de los últimos 40 años.
Dos problemas se añaden al obviamente meteorológico. Las presas dominicanas tienen unos niveles de sedimentación almacenada que reducen su capacidad hasta en un 40% según algunos analistas. La deforestación de su entorno provoca que las lluvias arrastren tierra y vegetación y el mantenimiento y dragado de sus fondos no es tan constante como se requiere.
En segundo lugar, una cultura de descuido hace que desperdiciemos agua hasta en las labores de limpieza del hogar y la derrochemos en el lavado de carros o en el regado de patios particulares. Además, el sector arrocero necesita cantidades enormes de agua para garantizar la base de la dieta alimenticia dominicana.
Estamos pues en un momento difícil en el que cada ciudadano deberá hacer un aporte personal al uso responsable y medido del agua. Las autoridades pueden repartirla, pero no producirla.