En las últimas jornadas, las noticias de apresamientos de ciudadanos dominicanos (junto a los de otros países) por parte de las autoridades de Puerto Rico han sorprendido por el elevado número de detenidos.
Además, el goteo de profesionales jóvenes hacia Europa o Estados Unidos y Canadá no para. Preocupados por la inmigración haitiana, no estamos prestando atención al número de dominicanos que sigue buscando salir del país en la mejor etapa de su rendimiento profesional o laboral. De manera legal o ilegal, está en los planes de muchos otros que todavía no se han decidido.
Más; se aventuran por otras rutas cada vez más complejas y largas, a través del continente, en unas travesías claramente peligrosas y caras.
¿Qué puede hacer el país para no perder este capital humano? Son jóvenes, preparados y decididos a prosperar pero sienten que no hay espacio para hacerlo en su propia tierra.
País emisor de emigrantes y receptor de inmigrantes, el país acepta con normalidad y hasta satisfacción la salida de sus ciudadanos hacia otras tierras más desarrolladas. Para pensarlo.