Elie Saab inundó este sábado su pasarela de flores para una colección otoñal cargada de trajes de chaqueta setenteros y vestidos con faldas de vuelo bordados e ilustrados con flores.
El desfile en París comenzó en medio de una humareda que aportó un punto de misterio a la pasarela.
Uno de los primeros estilismos, un vestido largo con capa roja y capucha, recordó al personaje fantástico de Caperucita Roja, el cuento popularizado por los hermanos Grimm, e hizo pensar que esta colección era para el diseñador libanés una metáfora de un paseo por el bosque.
Las flores bordadas en lentejuelas se superponían sobre camisas de seda, vestidos palabra de honor con faldas transparentes y capas traslúcidas.
El negro fue el color preferido para esta temporada, además de algunos toques de rojo, azul cielo y verde musgo, aunque sin duda la creación estrella fueron los fajines plisados que Saab introdujo en vestidos y trajes, con volantes asomando por encima del pecho y en la cadera.
Fue una pasarela de líneas fluidas y verticales, con alguna discreta apuesta por hombreras más anchas -como se ha visto en otras marcas esta temporada- y más pantalones y monos de lo que acostumbra el diseñador, conocido por sus vestidos de fiesta que suelen llevar las celebridades en la alfombra roja.
Famosos como la modelo sueca Victoria Silvstedt, la cantante estadounidense Ciara, que lucía un vestido blanco de encaje de la casa, y la estrella del skate punk de los 2000 Avril Lavigne, que siguió la presentación en primera fila tras haber asistido a otros desfiles en esta Semana de la Moda de París, en la que se presentan las colecciones otoño-invierno 2023/2024.
Una temporada que está quedando marcada por el retorno a siluetas sencillas, colores sobrios, con una particular apuesta por chaquetas y abrigos de hombros anchos.
También por el retorno de algunas tendencias de los años 2000, como la moda conocida como el Y2K, que se consolida en pasarela tras arrasar entre modelos y cantantes.