En su fallo, la institución explicó que el Nobel recaía en García Márquez «por sus novelas y relatos cortos en los que lo fantástico y lo real se combinan en un universo ricamente compuesto de imaginación que refleja la vida y los conflictos del continente americano».
Durante su discurso de aceptación, el escritor recorrió las fábulas de las crónicas de Indias, la realidad y singularidad de América Latina, las dictaduras de los años setenta y del Nobel como reconocimiento.
«Frente a la opresión, el saqueo y el abandono, nuestra respuesta es la vida», dijo el autor de «Cien años de soledad» ese día, en el que se definió como un «colombiano errante y nostálgico».
Gabo, que ya había acreditado su fama de transgresor, afirmó que «América Latina no quiere ni tiene por qué ser un alfil sin albedrío, ni tiene nada de quimérico que sus designios de independencia y originalidad se conviertan en una aspiración occidental».
«Los europeos de espíritu clarificador, los que luchan también por una patria más grande, más humana y más justa, podrían ayudarnos mejor si revisaran a fondo su manera de vernos», puntualizó el colombiano.
Ante los reyes suecos, el nobel, que cambió el riguroso frac negro exigido por la Academia Sueca por el traje típico del Caribe, finalizó su discurso con una exaltación a la poesía. «En cada línea que escribo trato siempre, con mayor o menor fortuna, de invocar los espíritus esquivos de la poesía, y trato de dejar en cada palabra el testimonio de mi devoción por sus virtudes de adivinación, y por su permanente victoria contra los sordos poderes de la muerte».
EL HIJO DEL TELEGRAFISTA.
Escritor y periodista, Gabriel García Márquez ha pasado a la historia como el único Nobel de Literatura colombiano y padre del llamado «realismo mágico«, una corriente literaria de la que es considerado uno de los principales exponentes con su novela «Cien años de soledad».
Nacido el 6 de marzo de 1927 en Aracataca, el pueblo del Caribe colombiano que inspiró su Macondo literario, su padre, Gabriel Eligio, era telegrafista y él, «Gabito», el mayor de doce hermanos, pasó sus primeros años con sus abuelos, quienes serían más tarde personajes de sus novelas.
García Márquez abandonó la costa colombiana en 1940 para cursar Derecho en Bogotá, pero sus dotes creativas le llevaron a dejar estos estudios para licenciarse en Periodismo.
En septiembre de 1947 publicó su primer cuento, «La tercera resignación», en el diario El Espectador, y su papel como promesa literaria comenzó a forjarse hasta que el asesinato del líder Jorge Eliécer Gaitán y los consiguientes disturbios del «Bogotazo» le obligaron a volver a la costa en 1948.
La publicación en 1955 de «La hojarasca» y sobre todo del reportaje por entregas «Relato de un náufrago» le valió la censura del régimen, lo que marcó el inicio de su carrera como corresponsal por Europa, la Unión Soviética de entonces, Estados Unidos y Venezuela.
A esta primera novela le siguieron «La mala hora» (1961), «El coronel no tiene quien le escriba» (1962), «La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada» (1972), «Cuando era feliz e indocumentado» (1973), «Ojos de perro azul» (1974) y «El otoño del patriarca (1975)».
A partir de los ochenta llegarían otras como «Crónica de una muerte anunciada» (1981), «El amor en los tiempos del cólera» (1985), «El general en su laberinto» (1989) «Del amor y otros demonios» (1994), «Vivir para contarla» (2002), «Memoria de mis putas tristes» (2004) y «Yo no vengo a decir un discurso» (2010).
«El hijo del telegrafista», como le gustaba presentarse, huyó siempre de identificarse como un intelectual, pero lo fue, pues cultivó el cine, la pintura y la música.
Gabriel García Márquez falleció el 17 de abril de 2014 en Ciudad de México, donde vivió buena parte de su vida, a la edad de 87 años, un Jueves Santo, al igual que Úrsula Iguarán, la matriarca de «Cien años de soledad».
UN VALLENATO DE 450 PÁGINAS.
En 2022, además del 40 aniversario del Nobel de García Márquez, se cumplen 55 años de la primera edición de «Cien años de soledad», en 1967, una obra que el propio autor definió como un vallenato de 450 páginas, pues una de sus más grandes inspiraciones fueron los juglares de música vallenata que recorrían los pueblos del Caribe contando al ritmo del acordeón los sucesos más recientes de la región.
Decía el nobel colombiano que no había hecho otra cosa en su vida que escribir historias «para hacer más feliz la vida a un lector inexistente» y con ese deseo escribió también «Cien años de soledad» que, para el escritor mexicano Carlos Fuentes, es «el Quijote americano».
Tras leer el manuscrito, Fuentes escribió una carta a Julio Cortázar en la que le contaba «he leído el ‘Quijote’ americano, un Quijote capturado entre las montañas y la selva, privado de llanuras, un Quijote enclaustrado que por eso debe inventar al mundo a partir de cuatro paredes derrumbadas».
Considerada la obra maestra de la literatura latinoamericana, narra la historia de la familia Buendía a lo largo de siete generaciones en el pueblo ficticio de Macondo, arrojando una cantidad abultada de personajes que representan distintos sentimientos y características.
Antes de que la Editorial Sudamericana tomara la decisión de publicar la primera edición, “Gabo” divulgó varios fragmentos en periódicos y revistas reconocidas, como una forma de conocer qué tipo de acogida tendría la novela entre los lectores.
En un principio, la editorial tenía pensado editar 3.000 ejemplares, sin embargo, la cifra se incrementó a 5.000 después de que Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa y Julio Cortázar entregaron sus impresiones positivas sobre la novela.
Gabriel García Márquez escribió su obra cumbre en 18 meses, entre 1965 y 1966, y se han vendido más de 50 millones de ejemplares en 40 idiomas.
Amparo Mármol EFE REPORTAJES