A la hora de preparar pasta, hay que tener en cuenta varios aspectos no sólo a la hora de cocinarla, sino también a la hora de elegir la mejor pasta.
La pasta de calidad es opaca y su textura es algo rugosa. Aquellas que son demasiado lisas y translúcidas no son de tan buena calidad.
Verás la diferencia en la cocción: al cocer una pasta de calidad, el agua no se volverá blanca ni se ensuciará. Además, quedará firme y tersa.
Cocción:
Usa un litro de agua por cada 100 gramos de pasta y 10 gramos de sal. Esta es la cantidad ideal que permite que la pasta no se pegue entre sí y quede bien hidratada. La sal se debe incorporar cuando el agua empieza a hervir y no antes.
No hace falta agregar aceite ni ningún tipo de aliño al agua de la cocción. La pasta debe incorporarse en el agua cuando esta hierve con fuerza. Si está más fría, perderá consistencia y se pasará de cocción, quedando demasiado pastosa.
Para que el resultado sea el mejor, la salsa ya debe estar lista y caliente para el momento en el que la pasta llegue a su punto perfecto de cocción. Así las cosas, podrás añadir la pasta a la sartén y saltearla al menos un minuto para que se mezclen todos los sabores.