Las cebollas son muy versátiles en la cocina. Tiene muchos usos tanto en caldos, salsas y aderezos. Aquí te daremos algunos consejos para saber cómo y cuándo lavarlas e incluso no llorar al manipularlas.
Siempre hay que lavar la cebolla, esto es una regla general. Esto se debe a que la cebolla crece en contacto con la tierra y al cortarla, si no la lavas, puedes contaminar la tabla y el cuchillo, generando contaminación cruzada.
Pero, ¿una vez picada también debes lavarla? Aquí radica la principal diferencia. Si preparas un plato cocido, no es necesario que laves la cebolla ni deseches su corazón. Si vas a usar la cebolla cruda, como en un ceviche o ensalada, tienes que lavarla nuevamente para bajarle el sabor amargo.
Sea que cortes la cebolla en juliana, en cortes gruesos, delgados o en cubos, debes lavarla en agua fresca para quitarle la intensidad. Lo ideal es sumergir la cebolla en un bowl con agua bien fría, cambiando de agua una o dos veces.
Una vez que esté bien lavada, desecha el agua y la tendrás lista para usar. Y si la llevas al refrigerador, guárdala en un recipiente herméticamente cerrado, para no contaminar de olor a los otros productos que tengas guardados.