La ciudad de Santo Domingo, con una población de 1.0 millón de personas extensible a 3.6 millones incluyendo sus alrededores, tiene registrado en la DGII un parque vehicular privado de 1.07 millones de unidades. A esto hay que sumarle 1.2 millones de motocicletas para un total de 2.27 millones de unidades. Esto rinde un medio de transporte por cada 1.58 personas.
En comparación, la urbe de Nueva York, de una extensión territorial similar, cuenta con 8.1 millones de personas y tiene registrados 2.2 millones de vehículos, lo que rinde una razón de 3.7 personas por vehículo, el doble que en R.D. Efectivamente, el 75% de la población que entra a Manhattan se transporta en metro.
Es curioso que en una ciudad tercermundista (los extranjeros siempre preguntan ¿este no es un país pobre?) rivalice con una ciudad cuyo PIB es 10,000 veces mayor. A saber, el parque vehicular dominicano crece a más del 6.3 % anual, superior al crecimiento del PIB. Así, entre 2011-2023 se ha duplicado el parque vehicular dominicano.
A pesar del metro, menos frecuentado desde la post-pandemia, Nueva York tenía un problema de congestionamiento. Los vehículos viajaban a una velocidad promedio de 11 km/hora, los buses eran 28% más lentos y cada persona pasaba 117 horas al año entaponado. Así, el 5 de enero se impuso un peaje de $9.00 para circular en horas pico en la zona debajo de la calle 60 de Manhattan.
Como resultado, la circulación cayó un 7.5 % (1,200,000 vehículos menos desde enero). Esto redujo el tiempo de tránsito entre 30 % y 50 % mientras la cantidad de usuarios del metro aumentó un 7.3 %, como también peatones realizando compras en tiendas locales. Se redujeron los accidentes y la contaminación aérea y sonora mejoró. Las recaudaciones se destinan a reparaciones y mejoras del sistema de metro.
Los peajes urbanos establecidos en Londres (2003) y Estocolmo (2007) originalmente fueron vistos desfavorablemente, pero luego de un periodo de prueba en el que se redujo el tránsito vehicular en un 30 % las poblaciones apoyaron las medidas. A saber, las autoridades suecas invirtieron en ampliar la red de autobuses y en nuevos parqueos extra-urbanos conectados al metro.
En México se estableció un sistema de colores y números de placa para asignar días posibles de circulación (los lunes no circula marbete amarillo ni placas terminadas en 5 o 6). Madrid y Singapur también tienen restringido el acceso vehicular al casco central. Singapur, además, subasta un permiso de posesión vehicular de USD$80,000 con vigencia de 10 años no renovable. Estos son limitados para congelar el crecimiento del parque automotriz.
Todas estas políticas de reducción de circulación vehicular deben ser parte de una visión urbanística racional y holística, donde se provean alternativas viables para el transporte escolar y laboral. Por otro lado, urge regularizar el uso territorial estableciendo áreas residenciales, comerciales e industriales. A evitar: establecer oficinas públicas en zonas zonas residenciales ya sobrecongestionadas, como el caso de la oficina de pasaportes y de una entidad deportiva para un evento en 2026 en Naco, donde ni siquiera los residentes alcanzan a estacionar sus abundantes vehículos en sus parqueos asignados.
Si seguimos a toda velocidad, llegaremos a la paralización.