Tenemos noticias confiables de que por fin viene este año el cemí de algodón a Santo Domingo, pero hoy no vamos hablar de esta anunciada y esperada visita sino de su probable primera llegada a la ciudad de Santo Domingo en el año de 1883.
Su origen
Es necesario decir que el cemí de algodón es el único relicario de su género en el mundo, redescubierto por Bernardo Vega en 1972. El cemí es un fenómeno de estudio a nivel del mundo y ha concitado la atención de las mejores mentes de la arqueología desde su aparición.
Su primera divulgación es fortuita y se debió a los aprestos para la celebración del cuarto centenario del descubrimiento de América, la llegada de dos personajes tras las huellas de Cristóbal Colón y las primeras noticias y evidencias de la llegada de los europeos.
El primero de estos personajes era Rodolfo Cronau, llegado al país en diciembre de 1891, y el segundo Nathan Appleton, que arribó en los primeros meses de 1892.
En la obra de Cronau, “América”, se publica por primera vez un dibujo al natural del cemí por el propio autor.
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Pero será un dibujo de Abelardo Rodríguez Urdaneta, entregado por Appleton, que sería enviado al arqueólogo norteamericano Jesse Walter Fewkee, quien publicará en 1892 su obra “On Zemes from Santo Domingo”, el que dará la importancia arqueológica al referido ídolo de algodón.
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Es importante decir que para la misma fecha Appleton también enviará el famoso dibujo a la historiadora Elizabeth Eggleston, quien también lo publicará en su obra “The Story of Columbus” en 1892.
En estas tres obras se deja por sentado que el famoso cemí fue encontrado por Rodolfo D. Cambiaso en San José de Ocoa.
El descubrimiento reciente de nuevos documentos, tanto del siglo XVI como del siglo XX, y que arrojan luz sobre el verdadero lugar de hallazgo del único cemí de algodón que ha llegado a nuestros días, nos ha obligado localmente a replantearnos todo lo antes estudiado y volver sobre lo leído.
Nuevos hallazgos
Los hallazgos incuestionables de documentos de Rodolfo Cambiaso, localizados en Washington, y que dan cuenta de que el cemí en cuestión fuera encontrado en 1883 en Petri Tru de Enriquillo, abre campo a que probablemente fuera comprado por su padre Juan Bautista Cambiaso, uno de los fundadores de la Marina Dominicana.
Estas últimas informaciones fueron localizadas por Joanna Ostapkowicz y Cecilia Pennacini.
Haber recibido estos documentos que amablemente nos hiciera llegar el director del Museo del Hombre Dominicano, Manuel Vargas Payano, nos obligó a volver sobre todo lo leído y revisar inclusive las noticias que teníamos descartadas.
Lo primero que hicimos fue revisar la arqueología y las exploraciones de la zona, encontrando como una coincidencia que una expedición arqueológica que, en febrero de 1977 organizara Bernardo Vega al Maniel Viejo, lejos estaba Bernardo Vega de la conexión que se descubriría en 2024 entre esta zona, los ‘vien- vienes’ y el cemí de algodón.
Esa expedición, cuenta Bernardo Vega: “en compañía del historiador Frank Moya Pons y el Arq. Pedro José Borrell, fue con el propósito de ver qué evidencias arqueológicas podían encontrar de los cimarrones. Previamente habíamos visitado un alto valle al oeste del poblado de Polo, llamado hoy en día «valle de los vien-vienes», pero sólo pudimos localizar allí restos de un viejo trapiche y evidencias de una leve ocupación taína».
Tras esta lectura, recordamos que cuando iniciamos los estudios del cemí de algodón el profesor José Guerrero, director del Museo de Historia y Geografía, nos remitió a un libro de Carlos Larrazábal Blanco, “Los negros y la esclavitud en Santo Domingo”, donde también se mencionaba un cemí.
Varias cosas nos hicieron desestimar en ese entonces los datos allí ofrecidos:
- Primero, las fechas que no se correspondían con las que Cronau, Fewkes y Eggleston habían ofrecido sobre el cemí de algodón, probablemente 1891.
- La propia aseveración categórica -tanto de Fewkes como de Cronau– de la localización del cemí en una cueva del Maniel de Ocoa.
- Pero los que más nos desalentaba para hacer vinculaciones fueron las propias descripciones del cemí en el libro de Larrazábal, muy distantes a las precisas observaciones de Cronau en su libro «América» y las de Fewkes en “On Zemes from Santo Domingo”.
Pero las nuevas noticias encontradas por las investigadoras citadas, y firmadas de puño y letra por Rodolfo Cambiaso con dibujos de la pieza, las fechas coincidentes entre Cambiaso y Cayetano Armando Rodríguez, las extraordinarias coincidencias en las descripciones, sumadas al lugar de emplazamiento, no nos hacen dudar de que sean estas las primeras noticias de la llegada del cemí a Santo Domingo.
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Los datos siguientes son gracias a la entrevista que le hiciera Larrazábal Blanco a Cayetano Armando Rodríguez para el libro “Los negros y la esclavitud en Santo Domingo” y hablando acerca de los ‘bienbienes o vien-vienes’, da cuenta de la probable llegada a Santo Domingo del cemí del algodón narrada de la siguiente manera:
- «Recuerdo que una vez, allá por los arios de 1883 o 1884 trajeron de Petitru (Enriquillo) un ídolo hecho del modo siguiente: el cuerpo era tejido de soga, tenía espuelas, pero el cuerpo desnudo y el miembro viril erecto, la cabeza era un cráneo humano cubierto do soga, del color de los sacos de arroz, y las concavidades de los ojos llenas con unos gúaimates grandes que llamaban «chochos» (ojos de buey). Yo vi esa figura y la recuerdo perfectamente. Pero todo el mundo quedó convencido de que ese trabajo no fue de los indios primitivos sino tal vez los compañeros de Enriquillo o de los descendientes de los indios que por allí quedaron y que conocieron a los españoles por aquello de las espuelas, y creo que, por una gorra o quepis, cosas que no podían conocer los indios primitivos. Muchos creyeron también que podía ser obra de los negros marrones y esto es lo más probable».
En este libro, publicado en 1967 a la luz de los nuevos hallazgos, es por tanto donde se encuentra la primera y única mención publicada por dominicanos que da cuenta de la llegada del cemí de algodón a la ciudad de Santo Domingo.
En nuestras investigaciones de archivo encontramos que la llegada del cemí a la ciudad de Santo Domingo causó tal revuelo que fue llevado a Ayuntamiento para determinar su origen, aún no hemos encontrado las actas que dan cuenta de los resultados de las experticias por la sala capitular.
Pero seguimos investigando.