¿Te ha pasado que cuando alguien habla de sexualidad o dice la palabra sexualidad te vas de una vez al acto de los adultos?
En nuestro segmento «Con la psicóloga«, la experta Johanny Quiroz (@psic.johannyquiroz), psicóloga infantil, especializada en crianza saludable, prevención de abuso y educación sexual infantil, hace mucho hincapié en la importancia de educarnos nosotros, como padres, en este tema, para poder educar así a nuestros hijos. Debes saber tú primero lo que es la sexualidad humana, educarte, formarte e investigar para poder transmitir esa información a tu hijo de una manera saludable.
Lo primero que debes saber es que la sexualidad es todo lo que representa un ser humano, su cuerpo, su mente, sus relaciones, incluso sus relaciones sociales y la interacción con las demás personas.
Pero, ¿cuándo debo empezar a educar a mi hijo en sexualidad? Desde el día uno en que tu hijo nace le estás enseñando sexualidad, de una manera orgánica, y probablemente sin conocimiento de lo que estás haciendo, cuando tocas su cuerpo o le avisas si lo vas a bañar, ahí estás tratando el tema de la sexualidad.
Probablemente desde el día en que tu bebé nace comienzas a mencionar partes de su cuerpo, de manera que puedes empezar a trabajar la sexualidad diciéndole los nombres de una manera correcta: la vulva se llama vulva y el pene se llama pene, y no hay que ponerle otros nombres; así como cuáles son las partes que nadie debe tocar, a menos que sea su cuidador principal, o que no se deben enseñar en la calle o el colegio… así ya estás educando en sexualidad.
Al igual que en todos los temas de la crianza, en sexualidad es importante saber qué es adecuado enseñar a un niño dependiendo su edad.
Si es pequeño le enseñarás de sexualidad a través de canciones, libros, cuentos, hay muchas formas… Siempre debes tener pendiente que de acuerdo a la edad de tu hijo le irás dando información adecuada a su edad. No hay que esperar a la pubertad o a la adolescencia para hablar de sexualidad. Si empiezas cuando el niño es pequeño va a ser mucho más fácil tratar los temas difíciles, siempre yendo de menor a mayor.