La propuesta del gobierno para eliminar los incentivos fiscales al turismo, cine y zonas francas en la reforma fiscal es motivo de gran preocupación. Estos sectores han sido pilares del desarrollo económico en la República Dominicana, generando miles de empleos y atrayendo inversiones millonarias. Eliminar o modificar estos incentivos podría tener un impacto negativo en el crecimiento económico, la generación de empleos y la competitividad internacional del país.
El sector turístico, por ejemplo, ha sido una de las principales fuentes de divisas y empleo en el país. Los incentivos fiscales han jugado un papel crucial en el posicionamiento de la República Dominicana como un destino atractivo en el Caribe. La eliminación de estos beneficios podría desincentivar la inversión en nuevos proyectos y afectar la capacidad del país para mantenerse competitivo frente a otros destinos turísticos en la región, que continúan ofreciendo ventajas fiscales similares.
En el caso del cine, la Ley de Cine de 2010 ha sido clave para la creación de una industria cinematográfica local, atrayendo producciones internacionales y fortaleciendo el talento local. Retirar estos incentivos podría frenar el crecimiento de un sector que ha demostrado tener un alto potencial económico y cultural, además de generar empleo especializado y diversificar la oferta laboral.
Las zonas francas, por su parte, han sido fundamentales para la industrialización y exportación, especialmente en el sector textil. Las modificaciones a sus incentivos podrían generar incertidumbre entre los inversionistas y afectar la estabilidad de una industria que emplea a miles de dominicanos.
Aunque es comprensible que el gobierno busque racionalizar las exenciones fiscales, es crucial que se evalúe con detenimiento el impacto de estas medidas. Una eliminación precipitada de estos incentivos podría tener consecuencias irreparables para sectores que han demostrado ser motores de crecimiento y desarrollo sostenible en el país. Se requiere un enfoque más equilibrado para asegurar que se mantenga el dinamismo de la economía dominicana sin sacrificar su competitividad global.
Dar tijera es necesario, pero hay que cortar en la grasa, no en la carne. Muchos de esos incentivos representan escenarios de competitividad y así hay que considerarlos.