Las relaciones abiertas ofrecen, en apariencia, una mayor “autonomía y libertad emocional” al permitir vínculos románticos o sexuales fuera de la relación principal.
Este tema tiene defensores y detractores. Los defensores argumentan que estas relaciones pueden evitar la infidelidad, ya que por medio de acuerdos se dan el permiso estar con otros, sin el misterio ni el secreto, bajo ciertas reglas, claro.
Pero seamos honestos, aunque muchos creen que el ser humano no es un ser monógamo por naturaleza, teoría que no comparto, las relaciones abiertas traen consigo más dolor que bondad.
Tiene que haber un nivel de confianza propia y mucho respeto a los acuerdos y límites establecidos para que realmente funcione. Los mismos que deben estar en una relación monógama para que sea funcional.
Además de que nunca tienes la seguridad de si tu pareja terminará más enamorada de la otra persona y dejarás de ser la pareja principal.
Situaciones que se viven en este tipo de relaciones
- El aumento de los “celos, la inseguridad”, aunque parezca raro, siguen estando en este tipo de parejas.
- La pérdida de intimidad emocional, traducido en distancias, falta de buena comunicación, de conexión y sensación de apatía o desinterés, que la convierten en un caos.
- Tener que dividir el tiempo y la atención entre varias personas termina debilitando el vínculo emocional entre la pareja principal.
- El desgaste emocional que implica mantener múltiples relaciones y hacer que funcionen.
- Tener que lidiar con la idea de que la pareja está involucrada con otros, puede causar estrés emocional y ansiedad a largo plazo.
Pareciera ser que las únicas ventajas que tiene este tipo de relaciones es darte el permiso para acostarte con otras personas sin que tu pareja te reclame. Pero puedes vivir los mismos desafíos o más que en una relación de exclusividad.
Muchas personas creen estar preparadas para este tipo de dinámica, pero descubren que es difícil gestionar los sentimientos negativos, la sensación no ser la única persona que disfruta del amor y el cuerpo de su pareja, la incertidumbre que surge cuando una de las partes tiene química con otras personas.
Allí se dan cuenta de que no es lo que están buscando.
Es cierto que las relaciones abiertas prometen libertad, pero, también es cierto que crean más inseguridad, comprometen la estabilidad y la profundidad de la relación principal y aumenta los niveles de angustia emocional debido a la incertidumbre y a la comparación constante con otros vínculos.
Las parejas que eligen la exclusividad, que no es perfecta, experimentan mayor seguridad, profundidad de amor y compromiso que simplemente no es posible en relaciones donde la fidelidad no es prioritaria.