A petición de la comisión bicameral que estudia el proyecto de ley que declara la necesidad de la reforma constitucional, los miembros del pleno de la Junta Central Electoral acudieron a presentar sus observaciones sobre el aspecto que les atañe de forma directa: la propuesta de reunificar las elecciones municipales con las congresuales y presidenciales.
En momentos que se discute la renovación del organismo comicial lo fácil era apoyar sin reservas lo que proponen quienes tienen el poder para tomar esas decisiones. Sobre todo cuando la reunificación no les tocaría, ya que no se haría efectiva hasta las elecciones del treinta y dos. Sin embargo los integrantes de la Junta actuaron con responsabilidad, pues si bien no se manifestaron ni a favor ni en contra, abordaron con precisión sus implicaciones logísticas y técnicas.
Recordaron que sería la primera vez que el país celebre al mismo tiempo elecciones con el voto preferencial en los tres niveles plurinominales, con un total de siete niveles de elección e igual cantidad de boletas. Advirtieron también que como a cada elector se le entregarían cinco boletas se duplicaría el tiempo necesario para ejercer el voto, lo que a su vez complejizaría el escrutinio y retrasaría los primeros boletines hasta cerca de la una de la madrugada.
Con una media de cinco minutos por votante para ejercer el sufragio, la proyección es que en cada colegio sólo podrían votar un máximo de doscientos cuarenta ciudadanos. Apenas un cuarenta por ciento de los seiscientos que tienen como tope las listas de electores de cada mesas.
Para afrontar estos desafíos el pleno de la Junta sugiere aumentar en una hora la jornada de votación y duplicar el número de colegios electorales, para lo cual sería necesario adquirir más equipos de escaneo, digitalización, impresión y transmisión. Mientras que para reducir la complejidad del escrutinio sugieren eliminar el voto preferencial a nivel de regidores y vocales, y que los partidos políticos presenten listas cerradas que surjan de sus procesos internos.
Pero no sólo habría incrementos de costos en organización y montaje, también se incurriría en gastos considerables en tecnología, tanto si se mantiene el sistema existente como si se decide implementar una automatización completa del escrutinio o la votación.
Como se puede apreciar unificar los comicios no sólo conllevaría retos técnicos y logísticos importantes, también mucho dinero, tanto en la preparación como en el desarrollo del proceso. Así que no cabe el alegato del supuesto ahorro, ya que todo indica que por el contrario, los costos se incrementarían.
Entonces si no las abarata, pero las complejiza y retrasa la divulgación de los resultados. Y además resta representatividad y reduce la visibilidad del liderazgo municipal ¿Qué sentido tiene reunificar las elecciones?
Ahora están separadas por sólo tres meses, y el modelo parece defectuoso. Pero para perfeccionarlo lo que deben es separarlas en uno o dos años. De forma tal que se ofrezca al ciudadano más oportunidades de votar y participar, y se mitigue a la vez el arrastre devolviendo relevancia a la municipalidad.
Los problemas de una democracia se resuelven con más democracia y participación. No con menos.