En la República Dominicana, los precios de los alimentos se han incrementado en un 80 % desde julio del 2023 a julio del 2024, un ritmo de crecimiento que supera hasta en un 50 % el de otros bienes y servicios de la economía dominicana.
Así lo subrayó Jaime Aristy Escuder quien indicó, no obstante, que los precios de productos altamente consumidos –como las habichuelas, el pollo o la carne de cerdo– se han mantenido estables en el mismo período, debido a que la oferta “ha igualado” la demanda y ha generado un equilibro que ha derivado en ese precio final.
- Para el economista, estas variaciones de precio se deben a que la agricultura es una actividad de alto riesgo, cuyas consecuencias terminan siendo pagadas por el bolsillo de los productores, ante la falta de políticas públicas que le ayuden a amortiguar los costos de producción.
A esto también se suma un alto margen de intermediación entre el productor y el consumidor final que impacta los precios al alza. “¿Qué es lo que está sucediendo en el mercado? ¿Hay algún poder o capacidad de algún agente del mercado de abusar de ese poder o posicionamiento en el mercado?”, se cuestionó.
Al participar en un panel de economistas en el marco del XXVI Encuentro Nacional de Líderes del Sector Agropecuario, Aristy Escuder propuso la necesidad de incrementar el acceso a la innovación para que haya una mayor productividad en el sector agropecuario, a modo de reducir los costos, junto a políticas de apoyo para los productores.
“No existen políticas de amortiguamiento. El amortiguador que se tiene en la República Dominicana es el bolsillo de los productores, que para algunos no es muy profundo”, alertó.
No hay que controlar losprecios
Al respecto, su homólogo, Andrés Dauhajre, calificó como “un error de política macroeconómica” el que el Estado intente controlar los precios, debido a que se genera especulación, a la vez que se estancan las ganancias de los productores.
Indicó que el rol de las autoridades debería ser en dejar que el mercado opere bajo el libre mercado, ya que debe ser visto como una institución que tiene la capacidad de autorregularse, como sucede en otros sectores de la economía, e indicó que se deberían identificar por qué hay márgenes tan altos de intermediación.
“Ahí es que se debería concentrar el diseño de la política agropecuaria, en dejar que los productores se beneficien”, manifestó.
En esto coincide Aristy Escuder, quien señaló que hay países que operan sin controlar los precios del mercado, pero se ocupan en evitar una alta volatilidad en los precios y en el costo, una labor que debería estar haciendo el Instituto Nacional de Estabilización de Precios (Inespre), pero cuyo trabajo “se ha desvirtuado totalmente.
Subsidios y tipo de cambio
Otros economistas propusieron que se inyecten más subsidios en la economía para hacer rentable su producción.
Para José Lois Malkun, los altos riesgos de la agricultura hacen que esta actividad carezca de rentabilidad en todo el mundo y citó el ejemplo de los Estados Unidos, que ha sabido contar con insumos tecnológicos y semilla mejorada gracias a que cuenta con apoyo estatal.
“La agricultura de este país tiene que enfrentar un serio problema de productividad, y yo creo que el gobierno tiene que dar todas las facilidades posibles en materia de crédito”, destacó, e indicó que la producción debe ser aumentada “no solo para consumo interno, sino para exportar”.
Además de eliminar todos los controles de precios Dauhajre recomendó, por su parte, repensar la política cambiaria. “No hay sector más perjudicado por el control cambiaro y la sobreevaluación del precio, que el sector agropecuario”, zanjó.
Consideró que un control de la tasa de cambio va en contra de una política agropecuaria sana, que debería promover “una concentración creciente en la producción de precios transables”.
“Si es un tipo de cambio que yo lo voy manejando a través de una alta tasa de interés real, cuando el sector agropecuario va a a buscar financiamiento y se encuentra con tasas de interés reales de 8 %, es sumamente difícil ser productivo y ganar dinero”, observó.
Por su parte, Henry Hebrard observó que se deben diseñar políticas públicas más orientadas a generar desarrollo en los territorios, y hacer “inversiones agresivas” en obras e infraestructuras tan elementales como los caminos vecinales, que impiden la inserción de maquinarias y otras tecnologías a las fincas.
También recomendó la creación de productos financieros que hagan que el dinero pueda ser obtenido cada vez más barato.
“Se necesita aprovechar este momento histórico, de las reformas estructurales, para la agricultura”, enfatizó.
En cuanto a la productividad del sector agropecuario, el economista Dauhajre indicó que, si se hace un neteo, el sector agropecuario alimenta a 11.7 millones de personas promedio por día, por año, y no 24 millones, como ha sostenido la Junta Agroempresarial Dominicana (JAD).Por tanto, consideró que se deben buscar estrategias para hacer que la actividad sea lo suficientemente rentable para tener el dinero de importar aquellos bienes que se necesitan, para que así los productores se concentren en la siembra de los productos que sean más rentables. “Ese es el negocio”, destacó.