Este año 2024 ha sido testigo de una serie de tragedias desgarradoras en la República Dominicana, con un aumento alarmante en los casos de violencia familiar extrema. Uno de los episodios más impactantes fue el reciente caso de una madre que decapitó a su hija de solo seis años.
Este horroroso suceso es un claro reflejo de la crisis de salud mental que atraviesa nuestro país, y subraya la necesidad urgente de prestar atención a este tema.
Desde un punto de vista psicológico, un acto tan extremo como el cometido por esta madre no surge de la nada. Este tipo de violencia generalmente está relacionado con trastornos mentales severos, como la psicosis, que distorsiona la percepción de la realidad y puede llevar a comportamientos irracionales y peligrosos.
En otros casos, la depresión profunda o el trastorno límite de la personalidad pueden desencadenar reacciones extremas cuando una persona se siente acorralada por su desesperación y falta de apoyo.
El estrés crónico, la falta de acceso a tratamiento adecuado y el aislamiento social también son factores que pueden agravar estos trastornos, llevándolos a un punto de crisis.
En una sociedad donde la salud mental sigue siendo un tema tabú y donde el acceso a recursos de apoyo es limitado, muchas personas no reciben la ayuda que necesitan hasta que es demasiado tarde.
Salud física y mental: ¿cómo se relacionan?
Un patrón creciente en RD
Este trágico incidente no es un caso aislado, sino parte de un patrón creciente de violencia familiar en la República Dominicana. En lo que va del año, hemos visto un aumento en los homicidios dentro de las familias, con padres matando a sus hijos y cónyuges atacándose entre sí.
Estos actos reflejan un profundo malestar social, psicológico y espiritual que no puede seguir siendo ignorado. Nuestra Sociedad está al límite y necesita ayuda.
El impacto de la pandemia de COVID-19, junto con la crisis económica y la falta de recursos de salud mental, ha exacerbado estos problemas. Muchas personas están luchando contra la ansiedad, la depresión y otros trastornos mentales sin el apoyo necesario, lo que puede llevar a resultados trágicos.
Es urgente que la República Dominicana tome medidas decisivas para abordar esta crisis de salud mental. Esto incluye aumentar la disponibilidad de servicios de salud mental, capacitar a más profesionales, y lanzar campañas educativas para eliminar el estigma asociado con los trastornos mentales, desde las familias, escuelas y el gobierno.
No podemos permitir que más vidas se pierdan debido a la falta de atención a este tema crucial.
La trágica muerte de esta niña de seis años debe servir como un llamado a la acción para todos nosotros. Es hora de tomar en serio la salud mental y de implementar cambios que protejan a nuestras familias y eviten que se repitan estos horrores.
La salud mental es una cuestión de vida o muerte, y debemos tratarla como tal.