Innovador, perfeccionista, apasionado, exigente. Todos estos apelativos se atribuyen a quien se ha convertido en una de las grandes figuras cinematográficos de todos los tiempos
Amante de la ciencia ficción y el fondo marino, James Cameron (Kapuskasing, Canadá, 16 de agosto de 1954) ha unido ambas pasiones para contar, de manera magistral, historias inolvidables en la gran pantalla.
Pasión por las profundidades del mar
Este realizador pertenece a aquella generación que veía asombrada las expediciones de Jacques Cousteau.
Además, el pequeño Cameron tenía 6 años cuando el doctor suizo Jacques Piccard y el teniente estadounidense Donald Walsh alcanzaban, en 1960, un gran hito: llegaban al abismo oceánico de Challenger en la fosa de las Marianas, el lugar más profundo del mundo.
No es casualidad que entre los títulos más emblemáticos de James Cameron esté “The Abyss, una odisea submarina” o la oscarizada “Titanic”.
De hecho, en una entrevista a Playboy en 2009, el director confesó que realizó la película, que acabó llevándose once premios de la Academia de Hollywood, para conseguir sumergirse hasta los restos del naufragio del mítico barco.
“El Titanic era el Monte Everest de los naufragios y, como buceador, quería hacerlo bien. Cuando me enteré de que otros chicos se habían sumergido en el Titanic para hacer una película IMAX, dije: Yo haré eso mismo.» Comentó en la entrevista.
Años después no necesitó la excusa de realizar una nueva película, para ser él quien emulara la gesta de llegar hasta la fosa de las Marianas. Lo hizo a bordo de un nuevo sumergible, cuya creación fue liderada por él mismo, reuniendo a un equipo de ingenieros y científicos.
El proyecto denominado DEEPSEA CHALLENGE fue un éxito. El 26 de marzo de 2012 James Cameron hizo historia al realizar el primer descenso a esta fosa oceánica, en solitario, a casi 11 kilómetros de profundidad.
En el documental que recoge esta experiencia “James Cameron: Desafío en las profundidades” (John Bruno, Ray Quint, Andrew Wight, 2014), comenta en primera persona:
«En solo 35 minutos supero la profundidad a la que yace el Titanic, pues desciendo cuatro veces más rápido que en los sumergibles Mir rusos que usamos en 1995 en la filmación del famoso pecio para la película», agregó.
Entonces me pareció que el Titanic se hallaba a una profundidad inconcebible y que descender hasta él era una aventura tan asombrosa como viajar a la Luna. Ahora, al dejar atrás esa profundidad, hago un gesto desenfadado con la mano».
Última tecnología para contar historias
Las películas de James Cameron no sólo son recibidas con avidez por el público, la industria cinematográfica las espera para comprobar el, siempre espectacular, resultado de las innovaciones tecnológicas utilizadas en las historias que cuenta.
Ya en 1991, con “Terminator 2”, Cameron se sirvió de efectos especiales generados por ordenador y creó por primera vez un personaje protagonista totalmente digital: El robot T-1000. Para ello encargó a la empresa Industrial Light & Magic de George Lucas, que desarrollara una innovadora tecnología que permitiera superponer el personaje digital sobre un actor.
En aquel año, cuando se vio en pantalla cómo un villano que amenaza a la humanidad alternaba su forma sólida con la fluida, el mundo se rindió a los pies del genial realizador. A partir de esta película las grandes producciones cinematográficas le seguirían en el uso de esta tecnología.
La historia de «Titanic«
Después llegó “Titanic”. Para contar esta historia, James Cameron partía de una realidad: los restos del naufragio existían.
A bordo de un pequeño submarino y con una cámara diseñada a propósito, el realizador grabó durante horas y en el transcurso de diferentes inmersiones a 3,800 metros de profundidad. Los restos del icónico barco pudieron disfrutarse en pantalla grande con una calidad y detalle nunca antes conseguidos.
Pero ha sido con “Avatar” y la creación del universo de Pandora, cuando James Cameron ha echado el resto, en cuanto a tecnología al servicio del cine. Un mundo creado digitalmente, en su totalidad, para dar rienda suelta a la imaginación del director.
La tecnología CGI (imágenes creadas por ordenador) utilizada por Cameron ha llevado la originalidad y el detalle a un nivel superior.
Para las expresiones faciales de los hermosos Na’vi, por ejemplo, el trabajo del equipo de efectos visuales estuvo respaldado por un sistema de codificación de acción facial, de manera que se tuvieron en cuenta incluso las microexpresiones.
Acompañados por cámaras desarrolladas para alcanzar el estándar de alta definición exigido por el director, “Avatar 2” presenta unos personajes cuya naturalidad es absolutamente increíble.
La misma exigencia se aplicó al resto de universo de Pandora, convirtiendo esta creación en un verdadero reto en la segunda entrega, por las peculiaridades del agua y el mundo subacuático.
Contando con que cada elemento de los paisajes que presenta Avatar ha sido generado de manera digital, capturar los movimientos bajo el agua, con la multitud de reflejos que esto genera, ocasionó un quebradero de cabeza ya que desconcertaban a los sensores llenándolos de información falsa.
Nada que no pudiera solucionar la capacidad resolutiva de James Cameron y el talento de su equipo. Perfeccionaron la tecnología para capturar únicamente los datos verdaderos, algo inédito hasta el momento porque no se había planteado antes esa necesidad.
El resultado fue una película espectacular que alcanzó en su estreno el número 1 en la taquilla mundial y actualmente ostenta el tercer puesto de las películas más taquilleras de la historia del cine. El número 1 sigue siendo para la primera entrega de `Avatar´ y el número 4 está ocupado por “Titanic”.
“Avengers: Endgame” se lleva el segundo puesto en el ranking de las películas más taquilleras. La película del universo Marvel es la única que, en este top 4, no lleva la firma de James Cameron. Un auténtico genio cinematográfico que sigue creando y que cuenta con películas en cartera que no dejarán a nadie indiferente.