Después de pasar años viviendo en el Líbano, y presenciar en persona la deplorable realidad que viven los habitantes de las comunidades de Sabra y Shatila, Stephen Gerard Kelly sacó su cámara y empezó a documentar todo lo que ocurría a su alrededor.
Eventualmente Stephen unió fuerzas con un extraordinario equipo de producción encabezado por Garry Keane, el director del documental “Gaza”, y juntos dieron forma al material que había acumulado para crear “In the Shadow of Beirut”, documental que representó a Irlanda en la más reciente edición de los premios Óscar.
Ahora Stephen comparte sus vivencias en la creación de esta impactante obra cinematográfica, mientras “In the Shadow of Beirut” se presenta hoy miércoles (y el de la próxima semana) en las salas de Fine Arts en Novo-Centro.
¿Cómo te involucraste en el proyecto de “In the Shadow of Beirut”?
Me mudé a Beirut por amor en el 2015 y compré una bicicleta.
Empecé a explorar poco a poco cada barrio de mi nueva ciudad y después de algunas semanas entré a los vecindarios de Sabra y Shatila. Allí me di cuenta de que el ambiente y la escena enfrente de mis ojos era muy diferente que en los otros vecindarios de la ciudad.
Por suerte ahí conocí a un amigo que me invitó a su casa, donde me presentó a su madre, una mujer mayor con más de 70 años.
Quizás ella sintió un poco triste por mí porque no podía hablar el idioma, y porque era alguien nuevo en la ciudad y particularmente en su área, que tiene una reputación negativa entre los ciudadanos de Beirut. Las semanas se convirtieron en meses y los meses en años.
Pasé casi la mayor parte de mi tiempo en la casa de esa matriarca y allí me enseñaron su idioma, me aceptaron como un hijo de la familia y poco a poco las diferentes comunidades en los alrededores empezaron a confiar en mí, un extranjero blanco con una barba pelirroja.
Las demás familias empezaron a invitarme a sus casas también y después de tres años la grabación del rodaje oficial empezó cuando me pidieron que grabara una celebración; después, cuando les entregué el video, me comentaron: “Mira Steve, es como una película de Hollywood”.
Las celebraciones se cambiaron y empecé a grabar otras cosas en sus vidas. En la película hay cuatro familias, pero estuve grabando casi el tiempo entero con diez familias al principio, y continué hasta 2022. Durante cuatro años estuve grabando casi todos los días con esa gente.
De todas esas familiares que colaboraron con ustedes, ¿cómo seleccionaron las que participaron en el documental?
Este fue un proceso de edición con el equipo y también hablando con las familias. Por ejemplo, quizás algunas no aceptaron estar en la película porque su estatus cambió. En el caso de una familia, la madre y los hijos regresaron a Siria y el padre se quedó, pero sin una visa, en Líbano.
Fue un amigo mío, su esposa y los hijos, pero por su decisión tuvimos que remover su historia de la película. También algunas de las historias que aparecen en la edición son más complementarias entre las otras narrativas.
Además, sí tuvimos la oportunidad, por ejemplo, de explorar las actividades paramilitares, pero ese no fue mi enfoque, este documental fue sobre el público normal.
Fue sobre la gente que cada día está luchando por sobrevivir contra una estructura y más de un siglo de intervenciones internacionales extranjeras en la región y que han creado estas condiciones donde la gente vive en pobreza severa.
Después de varios años filmando en las comunidades de Sabra y Shatila, ¿cuándo supiste que tenías suficiente material para terminar de producir el documental?
Honestamente, si yo viviera allá ahora, todavía siguiera grabando. La razón por la que dejamos de grabar fue mi salida física del país, cambiando mi hogar desde Líbano hasta República Dominicana.
Codirigiste este documental con Garry Keane, el director de “Gaza”. ¿La experiencia de Keane al filmar “Gaza” influyó en la forma en la que abordaron esta producción?
Sí. Después de ver “Gaza” en Beirut me di cuenta de que un equipo de Irlanda estaba involucrado en esa producción. Y, como irlandés, llamé a Gary para hablar con él sobre el material y los temas en los que yo estaba involucrado.
Tuvimos una buena primera conversación y después lo volví a llamar como un año después para decirle que tenía más material. Fue en ese momento que él me introdujo a Brendan Byrne, el productor de “Gaza”. Brendan, Gary y yo formamos la parte irlandesa del equipo.
Al mismo tiempo me mantuve hablando con productores y buenas personas en Líbano.
Gary vino con una gran experiencia dirigiendo, manejando y editando narrativas del mundo documental. Asimismo, él trajo un enfoque muy claro para el material.
Ambos, junto al resto del equipo, le dimos forma a las narrativas durante un periodo de seis meses. Sin Gary y sin el equipo entero, la película no habría salido en su forma actual.
¿Las familias que protagonizan el documental ya tuvieron la oportunidad de ver el documental?
Cada familia conoce su propia historia y narrativa. Desde octubre del año pasado hemos tenido el plan de proyectar “In the Shadow of Beirut” en una sala de cine allá con las familias y las comunidades de la película.
Aun así, por la inestabilidad regional, parte del equipo nos ha avisado para posponerlo hasta un periodo más estable y seguro.
O sea, estamos esperando, pero compartir la película con las familias en una sala y celebrar sus luchas y sus vidas para mí sería la mejor parte de este proceso y más importante que todos los festivales de cine y reconocimientos.
¿Tiene planes de realizar un proyecto similar en República Dominicana?
Estoy desarrollando algunas películas nuevas como director y como director de fotografía.
Pero no tendría la misma oportunidad para hacer una película de la misma forma que “In the Shadow of Beirut” porque fueron como ocho años trabajando en eso desde el principio para conocer a la gente y entender bien sus retos y sus vidas.
Aparte, estoy desarrollando otros documentales en distintas partes del mundo, como República Dominicana e Irlanda. También estoy grabando en los Estados Unidos, este año soy el director de fotografía de un documental allá y tengo mis proyectos.
Aunque no se trata de una producción cinematográfica con una agenda política, ¿crees que todos los acontecimientos mundiales que ocurren actualmente afectan la experiencia de ver este documental?
Es más importante que nunca ver esta película para conectar con la gente porque no es una película política. Este documental es sobre historias de familias y particularmente de los puntos de vista de los niños que todavía están sufriendo por las decisiones hechas afuera, en otros centros de poder.
O sea, es más importante que nunca para que la gente que nunca ha tenido la oportunidad de conocer a esa gente del otro lado, lo haga. Ojalá que esta película logre crear más empatía entre comunidades diferentes.