Está muy claro que Marileidy Paulino llevó a lo más alto el nombre y la bandera de la República Dominicana. Nada menos que al Olimpo de los mejores atletas del planeta. Lo que no está tan claro es que el Estado dominicano le haya llevado a ella a batir el récord olímpico.
Hace unos meses lo explicaba ella misma en una entrevista tan sincera como inhabitual. La gran atleta, esa de una discreción que raya en la humildad, explicaba que su entrenador tiene un sueldo de 10,000 pesos y su preparador físico cobra los mismos 10,000. Ella llega a los 25.000 pesos. (Cambiando el tema, con sueldos así, ¿quien puede soñar con una pensión en su retiro?)
Si no fuera, explica, por los contratos con las grandes marcas y el sostén de organizaciones como CRESO, no tendríamos atletas que nos emocionaran tanto.
En triple salto -los JJ.OO. son la oportunidad de ver estos deportes tan raros de disfrutar habitualmente- el podio lo completaron tres atletas cubanos del exilio que competían por España, Portugal e Italia. También a ellos les falló su país, Cuba, del que tuvieron que salir para poder desarrollar todo su talento. La medalla sabría muy bien, sin duda, pero no tanto como hacerlo bajo tu bandera.
El presupuesto del Ministerio de Deportes para 2024 supera los RD$3,800 MM de pesos. Pero que la mejor atleta del momento tenga que pagar de su propio bolsillo los campamentos de entrenamiento (contra reembolso y con retraso en el cobro) es injustificable. Eso sí, la foto del recibimiento con las autoridades no falta. Pero de eso no se trata. Los atletas que triunfan lo hacen a pesar de los políticos, no gracias a ellos.
(Deportes es uno de esos ministerios que necesita una reconfiguración profunda para que lo paguemos con menos recelo.)