Cuando Juan Pablo Duarte fundó la Sociedad La Trinitaria y consideró encaminado su propósito con los compañeros que había logrado conquistar, se dio cuenta pronto que necesitaba de otros instrumentos que permitieran divulgar, con mayor eficacia, su mensaje de liberación del régimen haitiano.
Su inteligencia, en vuelo constante, creativo y tenaz, lo lleva a fundar una nueva entidad, La Filantrópica, que no sería secreta como la primera y cuyas acciones se realizarían de manera abierta y pública. Duarte necesitaba avanzar en su objetivo, a causa de dos situaciones en curso: en primer lugar, la división que comenzaba a manifestarse entre los grupos de poder de Haití, y que ya había penetrado a Santo Domingo entre los propios cuerpos armados que, por un lado, seguían respaldando a Jean-Pierre Boyer y a su sucesor, desde un año antes del grito independentista, Charles Riviére-Hérard, y por el otro, disentían de las ejecutorias de sus gobernantes, facción esta última que en nuestro territorio estaba encabezada por el militar August Brouard. En segundo término, la necesidad de producir la separación con Haití tenía a un amplio sector que propugnaba por el respaldo de un protectorado extranjero, mientras que los trinitarios se enfocaban en el ideal de la independencia total y la creación de una república independiente.
La Filantrópica abandonaría la resistencia clandestina para salir al ruedo público con tertulias y conferencias en torno a temas históricos y literarios, aunque no se tengan mayores noticias sobre el desarrollo de esas actividades que no guardaban propiamente relación con la filantropía como la conocemos hoy, o sea con acciones en ayuda de otras personas o grupos sociales de escasos medios económicos, sino como lo define la RAE, “amor al género humano”.
La estrategia era correcta. Insuflar en los asistentes que se reunían en la casa de Pedro Alejandrino Pina, según la versión de Rosa Duarte, para escuchar exposiciones donde, con toda seguridad, salían a flote aspectos como los de la dignidad humana, el libre albedrío bíblico, el ideal como fuente de elevación espiritual, los derechos naturales del hombre, la justicia social. Rosa Duarte escribe que aquellos “discursos” eran recibidos con entusiasmo por los asistentes que, con toda seguridad, comprendían que lo que se les estaba mostrando eran ideas que no tenían vigencia en el estado de cosas reinante para esa época. Anotemos que ya Duarte había impulsado las clases de esgrima, como deporte que preparaba a los que se les asociaban en la disciplina y el combate frontal contra los opresores. Y que, a su vez, se contaba con la importante labor docente, que sobre todo en el campo de la filosofía, realizaba el sacerdote peruano Gaspar Hernández en el claustro de la iglesia Regina Angelorum.
El plan independentista se desarrollaba pues en tres frentes, pero Duarte quiso ejecutar otro más que resultara con mayor atractivo para la ciudadanía sojuzgada y, desde luego, todavía más abierto que las tertulias de La Filantrópica, que estaban destinadas a un público con mejor nivel -e interés- de ilustración. Es así como Duarte crea un nuevo instrumento: la Sociedad La Dramática. El teatro como medio de resistencia, de divulgación de la idea de libertad y de vehículo propagandístico que no era posible aplicar desde el nivel secreto de La Trinitaria, el nivel ilustrado de La Filantrópica y el nivel docente de Gaspar Hernández. “Eran asambleas en que se rasgaban las nieblas de la rutina aldeana y se hacía proyectar la mirada de los concurrentes hacia más lejanos horizontes”, al decir de Pedro Troncoso Sánchez.
Al teatro podían asistir los que tenían buena formación cultural y el pueblo llano. De paso, hasta la soldadesca haitiana y sus oficiales. Duarte escoge el repertorio. En su biblioteca aparecieron varias de las piezas puestas en escena y es probable que algún integrante ayudara también en el plan. Pina y Juan Isidro Pérez, además de demostrar talento para los roles principales, ayudan a Duarte a escoger a actores y actrices -entre estas, novias, amigas, familiares- para desempeñar los distintos personajes, mientras los demás integrantes de La Trinitaria buscaban la ayuda de parientes y familias dispuestas a colaborar con los gastos escenográficos, la utilería, los vestuarios, las luces, los telones, las sillas, la taquilla y los volantes de propaganda para las representaciones.
Fue así como el teatro jugó un papel fundamental en la creación de una conciencia de libertad y rebeldía contra el dominio haitiano, y resultó un factor de divulgación, en una ciudad que no poseía lugares de entretenimiento y que se sentía estimulada a disfrutar el arte escénico. Con Duarte como director y apuntador -como actor no dio la talla- comenzaron los ensayos y pronto las exitosas representaciones. La lista de los actores se conoce, más no la de las actrices. Sólo se sabe de la actriz principal llamada Cecilia Baranis, apellido que parece de origen italiano, que algunos estudiosos consideran era extranjera, pero sin mayores detalles.
La tragedia, en cinco actos, “Roma Libre” del dramaturgo italiano Vittorio Alfieri -cuya tumba encontré cercana a la de Maquiavelo, Miguel Ángel y Galileo Galilei en la Basílica de Santa Cruz, de Florencia- fue la pieza teatral con la que se inicio La Dramática. Le siguieron otras más: otra tragedia del dramaturgo granadino Francisco Martínez de la Rosa, “La viuda de Padilla”; otra de Alfieri, “Segundo Bruto”; “Un día en el año 23 en Cádiz” del español Eugenio de Ochoa. Y el entusiasmo fue tal que se representaron también comedias escritas por los trinitarios Pina y Pedro Antonio Bobea. Aunque hubo un primer espacio teatral (ante la ausencia de locales para esos fines en la ciudad), que se sitúa en la calle del Arquillo, uno de los miembros del grupo, Manuel Guerrero, con facilidades económicas, propició la construcción de un teatro en un edificio entonces en ruinas, la Cárcel Vieja, frente a la Plaza de Armas, justo al lado del Palacio de Borgellá donde se encontraban las autoridades del gobierno haitiano (hoy funciona el Museo de la Catedral en ese local).
Así como Duarte utilizó el teatro como medio para promover el ideal de libertad y de independencia absoluta, no atada a intereses foráneos, el dramaturgo checo -tal su principal oficio, antes de convertirse en un gran político- Vaclav Havel, propició la liberación de su patria a través del teatro que montaba con la ayuda de los obreros de la fábrica metalúrgica donde laboraba. Las representaciones teatrales fueron vitales en la labor política del líder de la Revolución de Terciopelo que llegó a ser presidente de Checoeslovaquia y el primer presidente checo.
En nuestros tiempos, otro actor y dramaturgo que, a través del teatro dirige hoy la resistencia ucraniana contra las embestidas rusas de Vladímir Putin es Volodímir Zelenski. No es como algunos afirman, erróneamente, que era un simple cómico que de ahí saltó a la palestra política. Zelenski utilizó la platea televisiva para desarrollar un personaje, cuyo rol tenía propósitos de liberación política. Realizó una serie televisiva llamada “Servidor del Pueblo”, en la que interpretaba a un profesor que decía estar cansado de la corrupción, del poder gobernante y de la sumisión política, y ese personaje terminaba llegando a la presidencia del país. Su popularidad fue inmensa, desde entonces, no sólo en Ucrania sino que también penetró en los canales de televisión rusos. Zelenski fue un actor convertido en político, ante la dimensión que alcanzó su personaje que, en la realidad, llegó a su objetivo y se convirtió en presidente de Ucrania y desde hace dos años lidera la resistencia contra la invasión rusa.
Hay otros muchos ejemplos. El teatro ha sido, en otras geografías, fuerza gravitante en la creación de la conciencia popular por la libertad y contra la opresión. Esa ha sido una de las mayores contribuciones de este ejercicio artístico en la vida de los pueblos.
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Recomendamos tres importantes obras de teatro en cartel actualmente, basadas en importantes obras literarias: “El coronel no tiene quien le escriba”, de Gabriel García Márquez (Sala Manuel Rueda); “Matilda” del británico-noruego Roald Dahl (Hotel Jaragua); “El flautista de Hamelin” de los Hermanos Grimm” (Teatro Nova).
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VIDA DE JUAN PABLO DUARTE
PEDRO TRONCOSO SÁNCHEZ
INSTITUTO DUARTIANO, 1975
522 PÁGS.Pedro Troncoso Sánchez, Instituto Duartiano, 1975, 522 págs.Esta gran obra cumple 50 años de publicada en el 2025. Urge una reedición conmemorativa el año venidero.
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APUNTES DE ROSA DUARTE
ARCHIVO Y VERSOS DE JUAN PABLO DUARTE
SECRETARÍA DE EDUCACIÓN, 1994
332 PÁGS.Archivo y Versos de Juan Pablo Duarte, Secretaría de Educación, 1994, 332 págs.Edición y notas de Emilio Rodríguez Demorizi, Carlos Larrazábal Blanco y Vetilio Alfau Durán. Un libro clave para conocer aspectos de la historia del fundador de la República.
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APUNTES PARA LA HISTORIA DE LOS TRINITARIOS
JOSÉ MARÍA SERRA
LIBRERÍA LA TRINITARIA, 1998
64 PÁGS.José María Serra, Librería La Trinitaria, 1998, 64 págs.Aunque breves, estos apuntes de Serra contienen importantes revelaciones sobre la sociedad secreta fundada por Duarte y las otras dos entidades que la completaron.
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EL PODER DE LOS SIN PODER
VACLAV HAVEL
EDICIONES ENCUENTRO, 1990
134 PÁGS.Vaclav Havel, Ediciones Encuentro, 1990, 134 págs.Creció viendo películas, debido a que su padre era empresario cinematográfico. Como era de origen burgués el régimen comunista no le permitió realizar el bachillerato por lo que estudio Arte Dramático por correspondencia.
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PUTINISTÁN
XAVIER COLÁS
LA ESFERA DE LOS LIBROS, 2024
3ª. EDICIÓN; 423 PÁGS.Xavier Colás, La esfera de los libros, 2024, 3ª. Edición; 423 págs.Un país alucinante en manos de un presidente alucinado. Crónica periodística y literaria de la deriva de Rusia en los últimos años.